La oportunidad perdida

Vacunarse contra el COVID-19 pronto, fue un privilegio para quienes tuvieron los recursos para viajar a Estados Unidos y mientras compartían en redes sociales su carné en inglés como prueba de tan importante logro e inversión, para el resto de colombianos, fue un beneficio que se empezó a gozar de manera paulatina de acuerdo a la priorización que definió el Ministerio de Salud, luego de que el gobierno superara el complejo marco jurídico para adquirir las vacunas. Dicha priorización resultó ser la más acertada porque en efecto disminuyeron las muertes, aunque todo el esfuerzo de los gobiernos nacional, departamental y municipal por contener y darle manejo a la pandemia, quedó diezmado con el incremento del contagio y ocupación de UCI producidos por las manifestaciones en medio del paro.
A pesar de todo esto, el gobierno nacional afirma que este mes se llegará al 70% de la población, logrando así la inmunidad de rebaño; teniendo en cuenta que llevamos tan solo 5 meses de haber iniciado la vacunación, se puede afirmar que esta buena noticia sin duda traerá enormes beneficios para la salud y la economía de los habitantes de nuestro país. Contrario a quienes por moda o estrategia critican y califican mal la gestión del gobierno nacional en este proceso, hay que decir que se ha hecho una buena ejecución de la estrategia de vacunación y que dadas nuestras condiciones en materia social, económica y de orden público, esta ha sido ágil y progresivamente ha venido mejorando producto de los aprendizajes adquiridos, logrando así llegar día a día a más colombianos. En el Tolima vale la pena reconocer que también se produjo un buen desempeño en el plan de vacunación porque se han aplicado la gran mayoría de las vacunas recibidas llegando aproximadamente a 700.000 habitantes y también cabe resaltar que las camas UCI se triplicaron gracias a la gestión del gobierno local y departamental, así como al aporte de los privados.
La posibilidad de los privados para vacunar a sus colaboradores, resultó muy ganador porque no solamente se protegió la vida de muchas personas, sino que se garantizó la productividad de las grandes empresas golpeadas económicamente por todos los eventos que conocemos. Por su parte las pyme irónicamente, siendo las que proveen la mayor parte del empleo en Colombia y siendo las más afectadas por la pandemia y por el paro, no pudieron hacerlo por una razón muy clara y es que cuando les llegó el turno, el proceso de vacunación nacional iba muy adelantado y no sería lógico ni conveniente invertir recursos privados en vacunas a las que se puede acceder gratuitamente. Los esfuerzos de la CCB por adquirir un millón de vacunas no fueron en vano, pues evidenciaron que se pueden establecer alianzas público privadas para lograr la anhelada reactivación y apoyar a las empresas. Un gran número de empresas aceptaron la invitación y estuvieron dispuestas a invertir en las vacunas, lo cual es una muestra más del gran esfuerzo que hacen los empresarios de este país por mantener los negocios y el empleo. La próxima semana se estarán vacunando mayores de 25 años y pronto toda la población, mientras esto sucede, debemos continuar esperando a que el gobierno pueda sacar a delante la nueva reforma tributaria que favorece mucho a las empresas, pues revive el programa de apoyo al empleo formal y apoyo al pago de prima, que ayudó a todas las empresas que fueron responsables con el pago de los aportes a seguridad social de sus empleados; lamentablemente no continuó debido a la ola de violencia generada por el paro nacional y el posterior retiro de la reforma tributaria. Este beneficio para las empresas fomentó el empleo y liberó un poco al empresario para poder pensar en invertir en iniciativas como la de la vacunación para sus colaboradores como lo hicieron algunas de las grandes empresas del país.
Discutir si la inicial reforma se conciliaba en el congreso y no era necesario incendiar el país y traer tanto daño a la mayoría de los colombianos es inútil, sería una discusión bizantina, lo cierto es que el daño ya está hecho y esperemos a que la sensatez sea la que impere en nuestras futuras decisiones para que no tengamos que vivir un país en donde la anarquía, el caos y la violencia sean los protagonistas de nuestro diario vivir. En un país donde los beneficiados de la democracia afirman que estamos en una supuesta dictadura y se dedican a utilizar las redes sociales para manipular y descontextualizar nuestra realidad para atacar un gobierno que se la ha jugado por hacerlo bien y darle participación a todos, de todo se puede esperar; por esto es importante estar bien informados y divulgar que todos esos beneficios para los más necesitados y para las Pyme no se han podido recibir a causa del paro. Por ahora esperar que nueva reforma prospere para que se pueda acceder a las medidas que beneficiarían el empleo y la subsistencia de los más vulnerables con el ingreso solidario.
En esta vida hay y habrán muchos motivos para manifestarse y protestar, esto no se pone en duda y nuestro ordenamiento jurídico protege el derecho a la protesta, lo que siempre se reprochará será la violencia, los bloqueos y todos los delitos que se han generado con ocasión del largo paro que hemos tenido que soportar.