Nace una nueva fuerza política
Andrés Hurtado fue el gran vencedor en las pasadas elecciones regionales, luego de lograr que Johana Aranda fuera elegida como su sucesora. Para nadie es desconocido que la ex secretaria de salud del municipio, es quien en su nombre, continuará con las banderas del ahora llamado Hurtadismo. La gran hazaña de Hurtado es comentada en todos los ambientes de Ibagué, en donde muchos celebran haber derrotado al Barretismo, casa política que lo llevó a la alcaldía de Ibagué en el 2019. La reciente justa electoral se convirtió en un reto personal tanto para Hurtado como para Oscar Barreto, quien en cabeza del buen Jorge Bolívar, tenía depositada sus esperanzas de elegir de nuevo alcalde para la ciudad.
El estratégico Hurtado, logró vencer al experimentado Barreto, quien según muchos, tenía el mejor candidato. Andrés Hurtado no falló en elegir a Johana Aranda para remplazarlo, pues tenía un gran punto a favor y es que, gracias al arduo trabajo que generó la pandemia, es conocida en todos los rincones de la ciudad. Trabajar como secretaria de salud durante la pandemia le hizo merecer reconocimiento, exposición y notoriedad en Ibagué, la cual se pudo comprobar en la reciente encuesta de Invamer, contratada por Ecos del Combeima, en donde, la ahora alcaldesa electa Johana Aranda, resultó ser la candidata más conocida en la ciudad. Este fue un puntazo de Hurtado, quien aprovechó también la buena ejecución de los planes definidos por el Gobierno Nacional para afrontar la crisis generada por el COVID 19. A todo esto, el gran Hurtado pudo articular alianzas valiosas, como el apoyo del Centro Democrático, que hábilmente adhirió a la candidata Aranda, mientras apoyaba lacandidatura de Adriana Matiz a la Gobernación del Tolima.
Aquí el partido pudo reconocer el evidente triunfo de Matiz en la Gobernación y, debía lógicamente apoyar a Hurtado, quien enelecciones presidenciales apoyó la candidatura de Fico Gutiérrez. Si bien es cierto el Centro Democrático pudo haberle sumado 25.000 votos a Johana, es cierto que el beneficio fue más para el mismo partido que para ella, pues de no haberlo hecho, habrían perdido oportunidad de renacer en la región. Cabe anotar aquí que la casa Barreto no apoyó a Fico Gutiérrez en las pasadas elecciones.
Siguiendo con los apoyos, como suele pasar, algunos liberales adhirieron en la última etapa de la campaña, partido que se ha caracterizado por parasitar y, en lugar de promover acuerdos programáticos, lo que hace es proponer acuerdos burocraticos, de tal suerte que algo logran pescar en cada elección; también adhirió el partido político Mira, que a mí parecer, fue la joya de la corona que hizo que la balanza se inclinara hacia Hurtado. Esos obedientes 8.500 votos sí hicieron la diferencia y Hurtado supo mantenerlos de su lado, a pesar de las jugosas propuestas que presuntamente hizo el Barretismo.
Al final, las alianzas de Hurtado fueron tan estratégicas y tan audaces, que le dieron la victoria, la cual no habría sido posible sin la votación de todos los ciudadanos que reconocieron su buen desempeño como alcalde. Tan buen alcalde fue, que a pesar de las estrategias de su opositor, no se pudo ocultar ni desconocer que Hurtado es un alcalde querido en la ciudad. Un buen alcalde, como lo afirma JJ Rendón, es capaz de elegir su sucesor y aquí ocurrió eso.
Podemos ver en Medellín, la gran derrota de Daniel Quintero, quien con su nefasta alcaldía y cercanía de a Gustavo Petro y sus ideas, generó un rechazo tal, que solo pudo sacar el 11% de la votación y, toda la plata de los medellinenses que se gastó en esa campaña, resultó tirada a la basura, a donde pertenece ese mal individuo. Las obras de Andrés Hurtado hablan por sí solas, su carisma y enorme generosidad le ha facilitado abrir muchas puertas. Mantener la Alcaldía de Ibagué, haber logrado elegir concejales y diputados, hacen que se pueda concluir que ha nacido el Hurtadismo, gran hazaña teniendo en cuenta el poder e influencia de la casa Barretista. Hurtado pudo capitalizar el odio contra Barreto, generar confianza de cumplimiento y demostrar su generosidad. Esto es bueno para la democracia, pues la concentración de poderes es nociva para cualquier sociedad. Jorge Bolívar habría sido un maravilloso alcalde, pero esta vez, al parecer, pudo más el TOCONHUR que el TOCONBAR.
Los grandes liderazgos en la región han nacido de aparentes traiciones, salirse de la línea requiere inteligencia y carácter; recuerden que Luis Humberto Gómez Gallo nace de un momento en que se le separa a Angulo Gómez, el mismo Oscar Barrero nace luego de haber perdido dos candidaturas a la alcaldia, se gana la gobernación gracias al apoyo de Luis Humberto Gómez Gallo, Emilio Martinez y Carlos Garcia. Luego de hacerlo gobernador, el hábil Oscar Barreto convence a los líderes de estos tres políticos, logrando desaparecerlos del escenario político tolimense y dando nacimiento al Barretismo.
Después de Oscar Barreto ha habido intentos por nuevos liderazgos como el de Miguel Barreto y el de Mauricio Pinto que no lograron posicionarse; como dicen por ahí, la tercera es la vencida y llegó Andrès Hurtado y lo logró valientemente esquivando los ataques de una experimentada casa política. El naciente Hurtadismo debe trabajar en consolidarse y crecer. Veremos si lo logra y se continúa llevando a ibagué a un escenario de desarrollo.
El Barretismo debe ahora trabajar por fortalecer su posición ideológica, pues su según algunos, identificar el decálogo del Barretismo es muy didicil, pues el azul con el que se viste el Tolima es clientelista más no ideológico. Al Barretismo en sus inicios se le identificó con postulados relacionados con la retoma presencia del Estado en el territorio tales como la presencia y protección de las instituciones, la ejecución de obras civiles que generaron desarrollo, se puso a Dios en primer lugar y todas las acciones se encaminan hacia sus postulados. Los líderes barretistas, aquellos que estuvieron desde su inicio, son prácticamente inexistentes, según Ismael Perdomo, extraña estar frente aquellas épocas donde eran minoría pero honorables, en donde el rojo Santofimista representaba corrupcion y el azul Barretista representaba honorabilidad.