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Post-COVID: De la Pandemia a la Reconstrucción Económica

Dos o tres meses de encierro para algunos puede parecer poco, pero para los pequeños negocios y las micro empresas, que son la médula de la economía local, son toda una eternidad. Por: Eduardo Bejarano.
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6 Abr 2020 - 1:46 COT por Ecos del Combeima

Tal vez para algunos sea muy temprano para empezar a pensar en lo que vendrá para Ibagué y para el Tolima una vez se supere esta pandemia. Pero resulta imperativo que desde ya y aprovechando la coyuntura de la formulación de los planes de desarrollo, se empiecen a formular estrategias que le permitan a la región minimizar los efectos de la notable desaceleración económica que nos va a dejar el virus. De no empezar a actuar de inmediato, los ya crecientes virus de la pobreza, el desempleo, la informalidad y la delincuencia nos van a tomar ventaja.

Se ha repetido hasta el cansancio que nadie estaba preparado para la pandemia. En el caso de Ibagué, gracias a la mediocridad administrativa y a la burda corrupción, la actual administración recibió como herencia una ciudad en el segundo lugar nacional de desempleo, con el endeudamiento más alto de la historia, con niveles de pobreza al alza, con unas finanzas maltrechas y con una absurda nómina paralela que hoy tienen al alcalde Hurtado y su equipo batallando con pocas municiones contra los efectos inmediatos de la pandemia. Para completar el cuadro, por estos días ha sido evidente la falta de liderazgo e iniciativa de los gremios de la región, especialmente de la Cámara de Comercio de Ibagué, que ante la crisis se ha mostrado medrosa, pusilánime y corta de ideas, lo que contrasta con la actitud generosa y oportuna de algunos empresarios que han pasado a la acción para ofrecer ayudas en diversos frentes.

Dos o tres meses de encierro para algunos puede parecer poco, pero para los pequeños negocios y las micro empresas, que son la médula de la economía local, son toda una eternidad. Así pues, lamento decir que el alcalde Hurtado y el gobernador Orozco deberán resignarse a dejar de lado muchos de sus proyectos de inversión, especialmente en infraestructura, para priorizar la reconstrucción económica de Ibagué, tema que debe ser abordado desde una revisión de las proyecciones financieras hasta el año 2023 para formular, en consecuencia, unos planes de desarrollo que respondan a los efectos sociales y económicos que dejará esta coronacrisis.

Un enfoque urgente es la protección de los pequeños negocios y las micro empresas, que por la caída de la demanda hoy enfrentan graves problemas de flujo de caja que amenazan con derivar en mayor desempleo, mayores niveles de informalidad y en la desaparición de muchos pequeños negocios. ¿Qué hacer entonces? Muchas son las fórmulas que podrían estudiarse, pero la protección de ese tejido empresarial y la protección del empleo debe considerar al menos dos elementos urgentes: proteger el capital de trabajo y mejorar el acceso a mecanismos financieros de emergencia que permitan la recuperación de los pequeños empresarios locales.

Para proteger el capital de trabajo, en el corto plazo la administración municipal deberá revisar su esquema tributario para ofrecer exenciones temporales, pagos diferidos o reducciones de impuestos, tema que seguramente en algún momento será analizado también por el gobierno nacional, pero que desde ya debería ser objeto de estudio por parte del cuestionado concejo municipal, otro de los grandes ausentes en medio de la crisis. Adicionalmente, debe evaluarse la oferta que actualmente existe en mecanismos de protección social como los Beneficios Económicos Periódicos o lo que consigna el Plan Nacional de Desarrollo en cuanto al piso mínimo de protección, pues los efectos se sentirán también a este nivel. Finalmente, deberá privilegiarse por parte de las administraciones la adquisición de bienes y servicios locales, pues este es otro mecanismo para reactivar la demanda y minimizar en parte los daños que ya se empiezan a percibirse. No repitamos la historia de contratistas y proveedores foráneos, tal y como descarada e insensatamente lo hizo la anterior administración.

El segundo elemento es el acceso a mecanismos financieros. Si bien el Banco de la República redujo al 3,75% su tasa de intervención para dar más liquidez a la economía, la banca no ha seguido el camino de la reducción de tasas, lo cual ha puesto en aprietos a muchos pequeños empresarios que tienen deudas o que deberán acceder a créditos para financiarse. En este sentido, desde los planes de desarrollo podrán estructurarse mecanismos de financiación o garantías que le permitan a miles de pequeños empresarios acceder a recursos para continuar operando. En todo caso, es de esperarse que el Gobierno Nacional también formule estrategias para la reactivación económica y del empleo, escenario con el cual deberán articularse las estrategias y políticas locales.

El debate está abierto. Ojalá la academia, los empresarios, los estudiosos de la economía y los expertos en empleo aprovechen estas jornadas de encierro para estudiar fórmulas viables para minimizar el golpe económico, pues es momento de mirar todos hacia el mismo lado y evitar que esto se convierta en una gran pandemia social.

Post Data: Los desvergonzados del gobierno anterior se han dado a la tarea de hacer videos y escritos en redes dando consejos y pontificando sobre lo que hay que hacer. Deberían tener el mínimo de decoro y guardar silencio, pues hoy la ciudad está viviendo un drama social derivado de lo que dejaron: nepotismo, burocracia, pobreza, desempleo, informalidad y deudas. Si quieren hacer algo por esta tierra, hagan vaca y salgan con su mediocre y desprestigiado “líder” a repartir mercados y ayudas a los pobres y menesterosos. Ya que tanto engordaron sus bolsillos, al menos devuélvanle alguito a la comunidad…

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