Los piques ilegales en Ibagué al oído de las autoridades
Sin embargo, más allá de uno que otro operativo que realizan las autoridades de manera esporádica, la problemática sigue latente, generando caos vehicular, inseguridad, consumo y venta de sustancias alucinógenas, e incluso cobrando vidas. Según el mismo secretario de Movilidad, Ricardo Rodríguez, en días pasados murió un motociclista en la comuna 9 aparentemente por estar involucrado en el tema de los piques ilegales.
Toda la ciudad sabe que los jueves y viernes, desde las 10 de la noche, en el sector de Hacienda Santa Cruz, un gran número de motociclistas —algunos provenientes de municipios como Alvarado y Lérida— se dan cita para participar en circuitos improvisados sin Dios ni ley, a los que incluso llegan vendedores ambulantes a hacer su agosto. El problema es que, ante la magnitud del peligro que eso representa, pareciera que la zona es territorio vedado para la Policía. Pese al constante llamado de los habitantes de algunos conjuntos aledaños, afectados por el ruido y el desorden nocturno, nunca llega nadie a controlar la situación.
Frente al tema, hay varias acotaciones por hacer. La primera es que la responsabilidad del caos en los piques no es estrictamente un problema de movilidad ni de exclusiva competencia de los agentes azules. Si hay consumo y distribución de sustancias, es la METIB quien debería hacer presencia. La segunda es que, ante la gravedad del asunto, la administración municipal no ha hecho frente a esta problemática con estrategias que permitan reglamentar la práctica en un escenario propicio —si así lo considera— y controlar los peligros que se derivan de estas actividades. La tercera es que, aunque el desorden de los piques no sea responsabilidad exclusiva de los agentes azules y de la Secretaría de Movilidad, el secretario Rodríguez sigue en deuda en su gestión pues no ha logrado demostrar resultados eficientes en la tan caótica ciudad musical. Los malparqueados siguen a sus anchas por las calles de Ibagué, las señales de tránsito siguen siendo invisibles para la mayoría de los conductores e incluso en algunas calles no hay señalización, y lo que es peor, varios de los agentes que deberían estar regulando este tipo de situaciones son filmados constantemente por los ciudadanos chateando en su celular.
Ad portas de la temporada navideña, urge que la alcaldesa Aranda le ponga freno a esta problemática, que parece estar saliéndose de las manos, como si a la ciudad no le sobraran los problemas. No puede ser posible que por un lado nos jactemos del crecimiento urbanístico de Ibagué con la llegada de nuevos centros comerciales y edificaciones como las que se han promocionado cerca al Aeropuerto Perales, y por el otro, exista semejante rollo con el tema de los motociclistas, y que nadie haya hecho nada para remediarlo.
A todas estas. ¿Qué es lo que está pasando con el tema de la red semafórica en Ibagué? ¿Dónde están los concejales de oposición para citar un debate por lo antes mencionado?