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El Tolima en las ferias: mucho más que café

Porque el reto no es montar un stand bonito, eso cualquiera lo hace. El reto es que detrás del stand haya formación, financiación, asistencia técnica, ruedas de negocio y acompañamiento real.
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Suejto
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Suministrado
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17 Nov 2025 - 7:05 COT por Omar Julián Valdés Navarro

Hoy, justamente hace un año, me lancé y no de un avión, si no al mundo de las letras, y ahora como buen aficionado a las columnas de opinión, empecé a escribir en este medio. Desde entonces he tratado de contar, a mi manera, lo que veo, lo que siento y lo que pienso sobre este departamento que tanto quiero. Y como hombre de campo, pues es lógico que siempre termine hablando del sector agropecuario. Ahí es donde está mi corazón.

Y míreme ahora: mi primera columna fue sobre la Feria de Cafés Especiales del Tolima y, un año después, otra vez estoy en una feria… pero esta vez no de café, sino de panela en Palocabildo, en su primera versión. Y mientras camino entre el olor dulce, los trapiches calentando y los productores mostrando con orgullo lo suyo, me llega una idea que quizás suene incómoda, pero es verdad: en el Tolima nos encanta decir que somos potencia agropecuaria… pero a veces parece que solo hablamos de café.

Y ojo, no es un regaño ni una ingratitud. Desde que trabajé con Ricardo Orozco aprendí a amar el café, y lo he defendido en cada tarima, feria y congreso. A uno le vibra el pecho viendo a los productores catando sus microlotes como si estuvieran probando un whisky de colección. Pero también tengo que decirlo: el Tolima es más que café. Mucho más. Es más diverso, más valiente y más sabroso de lo que mostramos. He recorrido vereda por vereda y he visto verdaderas joyas del campo tolimense que ni asoman cabeza en las ferias nacionales.

Aquí no solo sale el café que enamora a Corea o Japón. Aquí también se produce la panela que sostiene a media Colombia rural. De aquí salen gulupas y aguacates que terminan en góndolas europeas. El cacao sabe a orgullo, la piscicultura ya es potencia, la arracacha es un lujo y la ganadería sigue siendo el sustento de miles de familias pese a todas las dificultades.

Entonces uno se pregunta:
¿Por qué no mostramos todo eso?
¿Por qué seguimos yendo a las grandes ferias con un solo producto cuando tenemos una despensa completa?

Ir a una feria agropecuaria con un solo renglón es como ir a una fiesta con un solo zapato: ganas hay… pero queda faltando. El Tolima debería llegar a cada feria del país con una delegación que muestre lo que realmente somos: un departamento lleno de sabores, colores, texturas, acentos y talentos.

¿Y ahora qué?

Aquí viene la parte clave. Necesitamos integrar mejor a las asociaciones, a los pequeños productores, a los jóvenes rurales, a los emprendimientos y a esos empresarios que vienen innovando sin hacer ruido. Y sí, aquí es donde las entidades gubernamentales tienen que pasar de discurso a acción.

Porque el reto no es montar un stand bonito —eso cualquiera lo hace—. El reto es que detrás del stand haya formación, financiación, asistencia técnica, ruedas de negocio y acompañamiento real. Que el productor no vaya solo a mostrar la foto bonita del cultivo, sino a cerrar acuerdos, aprender, conectarse, y volver al territorio con herramientas claras y oportunidades reales.

Hoy Palocabildo se le midió a la panela. Y lo celebro. Da gusto ver cuando alguien rompe el molde y se atreve a montar una feria agropecuaria distinta, no de lo tradicional, sino de algo tan nuestro como la panela. Eso es exactamente lo que necesitamos: más apuestas nuevas para productos que llevan toda la vida con nosotros.

Y vuelvo a mi reflexión inicial:
El Tolima no es solo café. El Tolima es un buffet completo del campo colombiano.
Y ya es hora de que lo mostremos, sin pena ni modestia, al país y al mundo.