Sin embargo, más allá del folclor y la alegría, estas celebraciones representan una oportunidad única para potenciar sectores económicos que, tradicionalmente, han estado al margen del turismo: la agroindustria y la producción rural.

El departamento es líder nacional en la producción de cultivos como arroz, con una producción de 647.163 toneladas, y cacao, con una producción anual cercana a las 5.000 toneladas. Estos productos no solo abastecen el mercado interno, sino que tienen un enorme potencial en mercados internacionales.
No sé hasta qué punto somo conscientes que durante las festividades, la demanda de productos locales se incrementa significativamente. Eventos como el Día del Tamal o las ferias gastronómicas no solo son vitrinas culturales, sino también plataformas comerciales para los productores locales. Sin embargo, muchos de ellos aún enfrentan desafíos en términos de acceso a mercados, certificaciones y valor agregado.

En este contexto, es crucial reflexionar: ¿estamos aprovechando al máximo el potencial de nuestras festividades para impulsar sectores como la agroindustria? ¿Qué estrategias podemos implementar para que nuestros campesinos y productores se beneficien directamente de la afluencia turística?

La verdadera riqueza del Tolima se cultiva con manos trabajadoras, visión de largo plazo y compromiso colectivo. Está en el campo, en la innovación rural, en los modelos de negocio que conectan tradición con sostenibilidad. Es hora de dejar de ver estas fechas como una celebración aislada y comenzar a convertirlas en un trampolín para el desarrollo integral de nuestro departamento.

¿Estamos listos para sembrar oportunidades duraderas más allá del calendario festivo?