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Semana de reflexión

A eso los invito, a que se recorra el camino de la mejora permanente, a que enmendemos los errores cometidos y avancemos.
Imagen
José Adrián Monroy
Crédito
Ecos del Combeima
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23 Mar 2024 - 20:32 COT por José Adrián Monroy

Muchos esperan la llegada de la Semana Santa pero pocos conocen su significado; la Semana Santa, conocida como Semana Mayor, es un período de ocho días que comienza con el Domingo de Ramos y culmina con el Domingo de Resurrección. Con la Semana Santa, el cristiano conmemora el Triduo Pascual, es decir, los momentos de la Pasión, la Muerte y la Resurrecciónn de Jesucristo.

Aunque para la mayoría son días de descanso o de vacaciones, desconociendo la tradición cristiana, independiente de la religión que se profese, si debiera ser un momento para reflexionar sobre lo que estamos haciendo con nuestras vidas; una pausa necesaria para realizar una introspección que nos permita evaluar pensamientos y acciones.

Entonces, sea creyente o no, nunca es tarde para corregir muchos aspectos de la vida, sobre todo en las relaciones con los demáss, a cómo queremos vivir nuestra vida y cómo queremos tratar y que nos traten las personas que nos rodean, más ahora, cuando se le hace apología al individualismo y egoísmo, a salvarse a sí mismo, a pensar en sí mismo y no en lo demás; en el interés propio, en el tener, el poder y la apariencia, una máxima que se volvió tendencia.

Bien lo dijo Jesús: “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”; cuando entendamos que la solidaridad es uno de los valores soporte de la sociedad, el mundo va a cambiar para bien, se eliminará la desigualdad y seremos mejores personas.

Lo anterior, debería ser tarea de todos, infundirles a los miembros de nuestras familias que la empatía por lo otros nos proyectan, y desde luego, surge de la enseñanza que se imparta en casa, porque no son los colegios ni las universidades los encargados de formar buenos seres humanos, le corresponde al núcleo familiar, al mejor centro de enseñanza que existe, el hogar.

Finalmente, sin importar cual sea su Dios o la imagen que tenga sobre él, cual sea su credo o religión, si es Jehová, Yavé, Buda o Jesús, lo importante es que seamos personas de bien; y no hablo de esos que se creen personas de bien por su posición social o económica, sino por esos que, a pesar de las circunstancias, siempre están dispuestos a ayudar, no hacerse daño ni hacerle daño a los demás.