Ataque nuclear: así funcionan los sistemas de 'botón rojo' de las grandes potencias
Una crisis puede surgir en cualquier momento, y si un enemigo pudiese ‘decapitar’ el sistema de control, eliminando a la autoridad pertinente o su capacidad de comunicar la orden de lanzamiento, de nada serviría un poderoso arsenal nuclear. Por eso las potencias disponen de sistemas y procedimientos para garantizar que nada interfiere la toma de decisiones y el envío de la orden de desatar el apocalipsis, de ser necesario. Bienvenidos al mundo de los gatillos del fin del mundo.
Quien tiene la autoridad para lanzar un ataque nuclear (y de qué modo) se asegura que la orden llegue a los lugares pertinentes para iniciarlo sin que haya errores ni la posibilidad de una suplantación. Se trata nada menos que de decidir y ordenar el uso de las armas más poderosas que tiene a su disposición la humanidad, que tienen el potencial no solo de causar millones de muertos y de provocar represalias de la misma escala, sino incluso de acabar con la posibilidad de vida humana en una región o hasta en el planeta entero. Dado que este proceso es un punto débil en la cadena, los países con armamento atómico son discretos sobre sus procedimientos, pero a lo largo de los años se han ido revelando algunos detalles.
Israel: derribar el templo
Aunque nunca reconocido oficialmente, es ampliamente conocido que Israel dispone de armas nucleares desde finales de los años sesenta o principios de los setenta; a lo largo de los años, diferentes filtraciones han revelado la sofisticación de los dispositivos israelíes, que incluyen bombas de neutrones capaces de eliminar personas causando mínimos daños al entorno. Se calcula que el país dispone de entre 50 y 100 cabezas nucleares operativas que pueden ser lanzadas mediante aviones, misiles balísticos de alcance intermedio o intercontinental y misiles de crucero lanzados desde submarinos, lo que le proporciona una capacidad de represalia asegurada (segundo golpe) nada desdeñable.
Debido a la falta de profundidad estratégica del país, a la composición de su sociedad y su ejército y a la historia del pueblo judío, Israel considera que no puede perder ninguna guerra, jamás, y por tanto enfatiza aspectos como la inteligencia y la capacidad de maniobra. En cuanto a doctrina nuclear, esto implica que no se descarte ninguna opción, ni siquiera la del ataque preventivo (primer uso), lo cual incluye ataques tácticos contra fuerzas convencionales o incluso la opción Sansón, caso de ser necesaria.
La doctrina nuclear establece al menos cuatro ‘líneas rojas’ que dispararían una represalia caso de ser cruzadas: un ataque convencional que alcanzara regiones pobladas en Israel, la destrucción de la Fuerza Aérea israelí, ataques masivos sobre las ciudades del país (de cualquier tipo) o el uso de armas nucleares en su contra.
Lógicamente, se conocen pocos detalles sobre la estructura de mando y control del armamento nuclear israelí, aunque se piensa que es de tipo colegiado, con la autoridad última en el primer ministro aconsejado por miembros del gabinete y militares. Se considera que el país almacena separadamente los vectores y las cabezas nucleares, aunque al menos en una ocasión parece que se ordenó su montaje durante la Guerra del Yom Kippur, en 1973.
Aunque no hay confirmación oficial, se ha publicado que Golda Meir ordenó la preparación de hasta 13 bombas atómicas en misiles y aviones para usarlas si los ataques sirio y egipcio rompían sus respectivos frentes y como medida de presión para que Estados Unidos lanzara un masivo puente aéreo de armamento a su favor. También se sabe que el arsenal nuclear israelí se puso en estado de alerta durante los primeros ataques a Irak en la Primera Guerra del Golfo, en 1991.
Corea del Norte: el misterio
Públicamente, se desconoce casi todo sobre las armas nucleares norcoreanas, su número, capacidad operativa y sistema de mando y control. La mayor parte de los analistas de su estrategia atómica creen que el desarrollo de este tipo de armas tiene un objetivo político y diplomático más que militar: extraer concesiones de la comunidad internacional y garantizar la estabilidad del régimen, más que su uso puramente militar. Debido a esto y a las características del Gobierno de Corea del Norte, es probable que la autoridad de mando y control esté extremadamente centralizada en la cúpula del Gobierno y del partido.
Tomado de El Colombiano (ver nota origina)