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Petro en caída libre 

Ojalá la ceguera del elector petrista no lo sea y en el 2026, si el juicio político en su contra no prospera, podamos librarnos de ese enorme mal que representa tener un ser de tan bajas calidades profesionales y políticas a cargo del país.
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11 Feb 2024 - 8:22 COT por Ecos del Combeima

Si usted aún cree que vive en la potencia mundial, permítame decirle que tiene un problema grave de entendimiento de su entorno. Con el paso de los días, hemos podido ver cómo se ha venido radicalizando Gustavo Petro, mostrando su verdadera cara de tirano. Hacer un llamado a la fanaticada petrista para que saliera a hostigar a la Corte Suprema de Justicia, ha sido no solamente grave, sino un enorme error que le ha costado la poca credibilidad que tenía entre algunos de sus defensores. Su excusa de movilizar las bases populares en defensa de la justicia y en contra de la impunidad, fue nada más ni nada menos, que un llamado a tomarse la Corte Suprema de Justicia para presionar la elección del Fiscal General de la Nación. 

Como digno ex guerrillero del M19, 40 años después, agita las masas para que, de alguna manera, generen caos y malestar a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia. La elección del Fiscal, no está nada fácil, pues Petro envío una terna y todos sabemos lo poco acertado que ha sido con sus nombramientos; hemos visto que designó a una filósofa en la cartera de Minas y Energía, un cuestionado y casi senil Canciller, actualmente suspendido por la Procuraduría,  un confeso y llamado drogadicto por su mismo Canciller, como embajador ante la FAO, una directora de Procolombia sin mayor pergamino que ser la amiga de su esposa, una activista comunista en el Ministerio del Trabajo, activistas como Moisés Ninco y Sebastian Guanumen, sin experiencia diplomática en consulados y embajadas como Chile y México respectivamente y, un sin número de contratos a bodegueros y amigos de estos. No olvidar que el director general de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), Olmedo López Martínez, aterriza en la entidad sin experiencia ni formación;m, el nombramiento de Hollman Morris, de Jaime Dussan en Colpensiones o Astrid Cáceres en el ICBF, que evidencian que probablemente la Corte Suprema de Justicia tiene razón en no elegir al nuevo Fiscal General de la Nación, pues en criterio de la honorable CSJ, no poseen el perfil para el cargo.

Así las cosas, difícilmente tendremos Fiscal General de la Nación, y los progresistas no tendrán más opción que seguir difamando a la doctora Martha Mancera, actual Fiscal encargada. Gustavo Petro pretende que se nombre un Fiscal cercano y complaciente a sus intereses, pues no olvidemos que la Fiscalía adelanta la investigación por lavado de activos y enriquecimiento ilícito de su hijo Nicolás Petro y, aunque no lo haya criado, este ya confesó haber recibido dinero proveniente del narcotráfico, situación que según el mismo Nicolás, fue conocida por su padre, el presidente Gustavo Petro. También la fiscalía está investigando a su hermano Juan Fernando Petro y la financiación ilegal de su campaña presidencial.  Es claro que cada día pierde más popularidad y que muchos de sus electores, que votaron por el anhelado cambio, están viendo que el presidente es desordenado, vago, impuntual, mentiroso y poco gestiona. No es un buen líder, y su interés por figurar lo lleva a derrochar y a permanecer más tiempo fuera del país que en lugares que otrora mencionaba con gran indignación, como la Guajira o el Chocó. A estas alturas, quizás  ni la misma Francia Márquez votaría por él, de ser posible la reelección.

Mientras ustedes, queridos lectores, están trabajando y pagando sus impuestos, el gobierno derrocha viajes, viáticos, maquilladores, estilistas, contratistas sin requisitos o corbatas como la del Pastor Saade, sin mencionar lo que se puede llegar a mover por debajo de la mesa en enormes contrataciones. El país en efecto, tiene en peligro su institucionalidad y es deber de todos defenderla. Es lo único que nos puede salvar de un tirano como Petro. Debemos apoyar y acompañar a las altas Cortes, exigiendo resultados y eficiencia del gobierno. No podemos acostumbrarnos a la vagancia de Petro y a la ineptitud de sus ministros que cometen constantemente errores que le cuestan dinero a los colombianos. Recuerden que cada vez que Irene Vélez hablaba, el dólar se disparaba porque la confianza en el país disminuía, ahuyentando la inversión, que el Ministro de Hacienda hizo un triple pago de nómina, que Guillermo Alfonso Jaramillo, como Ministro de Salud, dejó vencer 420.000 millones de pesos en vacunas contra el COVID-19, que Ricardo Roa en Ecopetrol posiblemente va a terminar preso por haber permitido violar los topes de la campaña, que el canciller se encuentra suspendido por tres meses y que casi no acata la suspensión y, que un personaje como Armando Benedetti, quien afirma que si cuenta todo lo que sabe, se iría preso con Gustavo Petro y Laura Sarabia, es actualmente el nuevo embajador de Colombia ante la FAO, embajada que durante 25 años estuvo inactiva y fue resucitada, presuntamente, para pagar el silencio de Benedetti, silencio que, según fuentes, le costaría a los colombianos 2 millones de euros anuales.

La lista puede ser interminable. Ojalá la ceguera del elector petrista no lo sea y en el 2026, si el juicio político en su contra no prospera, podamos  librarnos de ese enorme mal que representa tener un ser de tan bajas calidades profesionales y políticas a cargo del país. Fuera Petro.

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