Pasar al contenido principal
Econoticias y Eventos
Opinión
COMPARTIR
Se ha copiado el vínculo

La recurrencia en los clientes: un imperativo para las marcas modernas

Invertir en la fidelización de los clientes no significa simplemente ofrecer descuentos o programas de lealtad.
Imagen
Crédito
Ecos del Combeima
13 Ago 2023 - 6:44 COT por Ecos del Combeima

En la vorágine de nuestra economía hiperconectada, la atención se centra a menudo en atraer nuevos clientes. Pero, en mi opinión, las marcas están pasando por alto un componente crucial para su éxito continuo: la recurrencia de los clientes y su transformación en promotores leales.

En un mundo donde la competencia es feroz y la lealtad del cliente es efímera, las marcas deben reconocer que mantener a los clientes existentes no es solo valioso, sino vital. La recurrencia en los clientes es el alma de cualquier negocio próspero. La razón es simple: es más fácil y rentable mantener un cliente existente que atraer uno nuevo. 

Invertir en la fidelización de los clientes no significa simplemente ofrecer descuentos o programas de lealtad. Se trata de construir una relación genuina, una que se nutre a través del tiempo, la confianza y la comprensión. Esto significa escuchar, adaptarse y, sobre todo, valorar a cada cliente como si fuera el único.

La recurrencia de los clientes no es un juego de números; es una filosofía, una forma de hacer negocios que pone a los clientes en el corazón de la empresa.

Las marcas que se aferran a esta verdad, invirtiendo en fidelizar a sus clientes y convertirlos en promotores, no solo están construyendo un negocio exitoso, sino también una comunidad y aquellas marcas que lo hagan, encontrarán en sus clientes recurrentes no solo una fuente constante de ventas, sino también los embajadores más auténticos y apasionados de su misión.

También te puede interesar estas columnas

Que 2026 sea un año de liderazgos íntegros, capaces de proyectar esperanza y narrativas optimistas, sin negar la realidad pero sin insistir en el resentimiento

No se trata de una tormenta pasajera ni de una narrativa construida por la oposición, sino de una acumulación de hechos graves, inéditos y profundamente corrosivos que han erosionado la legitimidad política, la gobernabilidad y la confianza institucional.

Pregunta que va y vuelve con la fuerza de lo esencial, especialmente en tiempos de Navidad.

A Junior Hernández, Gonzalo Lencina, Juan Pablo Nieto y Marlon Torres, muchas gracias por lo que hicieron, pero pareciera que su ciclo aquí se ha cumplido. A los que se queden: no pueden seguir pensando en jugar torneos solo por el sueldo y el ego.

Las ciudades intermedias, como la nuestra; se están convirtiendo en piezas claves del desarrollo económico y social.

Mientras tanto, el Gobierno nacional anunció que el país tendría una “revolución agropecuaria”, pero casi cuatro años después los resultados van por otro lado.

Lo que pasó en Ortega, con insultos de corte machista y gestos de intimidación, nos obliga a hacernos una pregunta más profunda: ¿En qué momento confundimos la vehemencia con la grosería, la crítica con la agresión, la oposición con la descalificación?

¡Lo volvió a hacer! El representante a la Cámara, Gerardo Yepes hace méritos para obtener el título de indisciplinado del año al interior del partido Conservador.

¿Cómo es posible que, a pesar de contar con presupuestos, políticas y documentos que advierten sobre la importancia de tomar medidas, aún no tengamos campañas bien estructuradas para reducir el consumo de agua?

Hemos sido engañados, por altos estamentos nacionales quienes desconocen y pretenden minimizar las grandes falencias de este “antisistema de salud” fundamentado sobre la intermediación financiera.