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Vacunación y economía – Modelo Israelí

Es noticia y además motivo de polémica la decisión del gobierno israelí que a partir del domingo 18 de abril levantar la medida del uso obligatorio de tapabocas.
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18 Abr 2021 - 8:47 COT por Ecos del Combeima

Más allá del debate que pueda darse sobre las opiniones científicas y las de la OMS sobre la denominada “inmunidad de rebaño”, la efectividad y efectos secundarios de las vacunas existentes en el mercado y múltiples mitos que los picos y nuevas cepas del virus se han encargado de dejar al descubierto, lo importante es dinamizar la economía y el tejido social, lo cual dependerá de innovar las relaciones sociales, horarios y cuidados colectivos e individuales.

¿Qué tan lejos estamos en América Latina de lograr llegar a la reactivación (reconstrucción en algunos casos) económica?

Es cierto eso de que nadie hizo un manual sobre cómo manejar una crisis que aún no tiene fin, porque hace más de cien años la humanidad no pasaba por una pandemia. Pero también es cierto que hay salidas a la incertidumbre y que enfrascarse en los problemas nunca es la solución, sino enfrentarlos de la manera más ejecutiva y efectiva posible. 

En mi opinión, esa es la principal diferencia entre los países en vías de desarrollo como la casi totalidad de América Latina y países desarrollados como el Estado de Israel. Al igual que con los orígenes de la pandemia, sobre la influencia de Israel y del pueblo judío en el mundo existen todo tipo de prejuicios e incluso teorías conspirativas, que si bien parten de puntos verídicos -o parcialmente verídicos- siempre inducen a conclusiones falsas, y esa es la principal razón por la que debemos analizar con sentido común, y desde el punto de vista de la relación salud-economía los resultados de esta medida de la abolición del uso del tapabocas en dicho territorio. 

La medida se toma porque el gobierno considera que está garantizada la inmunidad de la mayoría de la población, verbi gracia, el 53% de 9.3 millones de habitantes, es decir un poco más de la población de Bogotá. 

En términos darwinistas, podríamos decir que es un “experimento social” que muy seguramente se encuentra en esos pliegos de compra y negociaciones de las vacunas cubiertos por cláusulas de confidencialidad que van más allá de las legislaciones locales, y que son la garantía inamovible para las compañías farmacéuticas para realizar las respectivas negociaciones con los gobiernos. 

Israel obtuvo muchas vacunas por parte de la multinacional americana Pfizer a cambio de realizar mediciones de la efectividad y reacciones en individuos de diferentes edades, durante la aplicación de las dos dosis desarrolladas junto a la empresa de biotecnología alemana Biontech -de allí se pudo concluir que la vacuna de Pfizer solamente necesita una dosis debido a su alta efectividad en crear inmunidad-. 

Esto fue posible porque lamentablemente entre noviembre de 2020 y enero del presente año, la tasa de contagios en Israel era de 10 mil diarios, lo que causó temor de que sucedieran escenarios de mortalidad como los de Brasil, España e Italia. Hoy en día es de menos de 200 y en test masivos aplicando la prueba PCR menos del 0.3% da positivo. 

De esto hay que hacer la claridad de que el uso de tapabocas seguirá siendo obligatorio en lugares cerrados con alta afluencia de público como centros comerciales, templos religiosos, oficinas de servicios gubernamentales, entre otros. No obstante, aplicando las medidas de bioseguridad y distancia social desde el pasado mes de marzo restaurantes, bares y playas han sido reabiertos. 

Volviendo al punto inicial, reitero que no hay que creer del todo en los mitos. En el caso de la defensa del regreso total a clases en colegios, en Colombia se defendía la tesis de que los menores tenían una muy baja tasa de contagio y que el mayor riesgo es para adultos mayores o individuos con preexistencias médicas graves. Ya hemos visto que en el tercer pico son personas menores de cincuenta años y niños las mayores víctimas, incluso mortales. 

Otro mito también fue el de que la desinfección de áreas cerradas y de lugares públicos con soluciones de hipoclorito de sodio eran garantía de inmunidad, lo cual fue totalmente desmentido desde hace casi un año por la Organización Mundial de la Salud, contrario sensu, en Perú, Colombia y Bolivia -lugares que junto a Argentina y España suman las cuarentenas más largas del mundo- muchas alcaldías y empresas de aseo y fumigación emergentes vieron su “agosto” en eliminar los microorganismos y factores biológicos del control de plagas y virus -hongos e insectos- realizando un daño ecológico grave a dichos entornos. La desinformación nos cuesta, y mucho a todos. 

Hay que estar muy pendiente de Israel, para reproducir pautas y aprendizajes al adaptar la Nueva Realidad a una Nueva Productividad que potencie y reviva la presencialidad y la vida real de las personas de una mejor y más biosegura forma de fomentar el desarrollo y vida de las ciudades y campos, por supuesto sin dejar de lado el apoyo de la tecnología.

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