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Empleo: Seguimos jodidos, pero no tanto

Muchos salieron a celebrar que ya no éramos ni los primeros ni los segundos, sino que habíamos caído al sexto lugar en materia de desempleo a nivel nacional. Por: Eduardo Bejarano.
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1 Feb 2021 - 7:11 COT por Ecos del Combeima

El DANE reveló hace algunos días las cifras de desempleo correspondientes al trimestre móvil (TM) Octubre-Diciembre 2020, estadísticas que confirman una leve recuperación del empleo en la capital del Tolima. Muchos salieron a celebrar que ya no éramos ni los primeros ni los segundos, sino que habíamos caído al sexto lugar en materia de desempleo a nivel nacional. Consuelo de tontos por su puesto, pues ese deshonroso ranking no dice mucho, pues cada ciudad tiene unas características económicas particulares que reaccionan a los ciclos económicos de manera distinta. Es el eterno debate de peras y manzanas.

Lo cierto es que estas cifras arrojan importantes luces sobre lo que viene presentándose en el mercado laboral. Lo primero, es que la ciudad viene recuperando muchos de los empleos que se perdieron desde marzo del año pasado, justo cuando las cuarentenas empezaron a afectar de manera grave el empleo local. Al contrastar la tasa de desempleo registrado en el TM Octubre-Diciembre 2020 que alcanzó el 19% con el mismo trimestre del 2019, cuando se registró una tasa del 17.6%, advertimos que poco a poco se vienen alcanzando los niveles pre-pandemia, hecho notable pues todavía la ciudad siente los efectos de cuarentenas y toques de queda. 

Algunos sospechábamos que las cifras reflejarían un desproporcionado aumento de la informalidad laboral, que de manera general se refleja en los llamados “trabajadores por cuenta propia”. Pues bien, para sorpresa de muchos, esta categoría registra el mismo porcentaje (37%) en los TM mencionados con una diferencia que resulta interesante: en términos absolutos, en el 2020 con pandemia y todo, hubo 5 mil trabajadores informales menos que en 2019, cuando el DANE registró un total de 85.000 personas en esa categoría. 

Todo esto lleva a algunas conclusiones. En primer lugar, es claro que al finalizar el 2019 la ciudad venía presentando un claro deterioro en las cifras de empleo lo que, si se cruza con las cifras de pobreza, que también venían de capa caída, nos muestra que a Ibagué le heredaron un coctel tóxico que dejó a la ciudad en un grado extremo de vulnerabilidad. Y parte de ese coctel demagógico se centraba en el maltrecho estado de las finanzas públicas, que como se evidenció el año pasado, no permitió una reacción agresiva y mucho más efectiva para contener el desempleo y el aumento de la pobreza vía gasto público. 

En segundo lugar, y si bien es cierto se han anunciado importantes obras de infraestructura para la ciudad, dichas obras generarán especialmente obra de mano no calificada de manera temporal, lo que nos lleva una vez más a insistir que es preciso revisar y redefinir el modelo económico de la ciudad de cara a las nuevas realidades locales e internacionales. 

Finalmente, es necesario señalar que la parcial reactivación económica ha estado centrada en los agentes privados, pues desde la orilla de las políticas públicas y la economía política ligada a la pandemia y a la reactivación del empleo local, poco o nada se ha visto. Si bien es cierto se destacó como gran cosa el acuerdo por el cual se otorgaron beneficios tributarios (ver anexo), dicho acuerdo parece que lo hubieran redactado y aprobado los enemigos de la ciudad. O como decía un reconocido corrupto local: Las fuerzas oscuras.

Dicho acuerdo, al cual le sobran buenas intenciones pero que luce inviable en su aplicación, tiene cosas tan exóticas como exigir que las personas vinculadas para obtener los beneficios tributarios sean “nacidas y radicadas en el municipio de Ibagué”, lo cual luce loable, noble y hasta patriótico, pero inviable y absurdo en una economía globalizada en donde la movilidad laboral crece aceleradamente; o decir que “no podrán acceder al beneficio las personas naturales, jurídicas o de hecho que hubiesen cancelado su matrícula mercantil dentro de los 3 años anteriores”. Es decir, si alguien se fue de Ibagué y quiere regresar, se fregó porque no le aplica beneficio alguno. O si alguien se quebró, pero ve la forma de resurgir de las cenizas como el Ave Fenix y echarle mano a estos beneficios, pues de malas porque tampoco le aplica. Quisiera ver qué inversionistas, especialmente internacionales, se animan a venir con semejante marco normativo tan pintoresco. 

Post Data: Tristes deben estar los “revocadores” por la decisión de la Registraduría de suspender a nivel nacional dicho trámite. Creo que esa entidad, al menos en el caso de Ibagué, Medellín y Bogotá, salvó a muchos de hacer un monumental ridículo. Pero ahora que algunos personajes locales quedaron desparchados, les pediría el favor que me ayuden a actualizar una información que necesito para una tarea: ¿Qué pasó con el helicóptero que en 2018 prometieron comprar para la alcaldía? ¿Y en qué paró la compra del Deportes Tolima? ¿Y qué fue de la tan anunciada Agrópolis? ¿Y en qué van las obras del tranvía de Ibagué? ¿Y cuando empieza a operar el cable aéreo entre el panóptico y Pan de Azúcar anunciado en 2016? ¿Y en qué paró la construcción de la nueva sede de la Alcaldía de Ibagué? ¿Y que ha pasado con el Parque de la Paz? Ojalá, y mientras piensan su próxima leguleyada, los huérfanos de poder me puedan dar una manito con esta información.

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