Un nuevo grande: Deportes Tolima
Ad portas de obtener en casa esa soñada pero luchada cuarta estrella, ha generado una solidaridad generalizada en todo el país futbolero, incluso en aquellos departamentos tan regionalistas como el Valle y Antioquia, y también en el Distrito Capital donde pareciera que el Deportes Tolima jugara de local.
Qué fortuna para esta hinchada poder demostrar que el Tolima está hecho para cosas grandes. Departamento querido por todos los colombianos y donde seguro vienen pasando cosas buenas. Con tres estrellas tenemos hoy el mejor equipo del fútbol colombiano, y con dos estrellas seguidas, la mejor gobernadora del país, quien sin duda estará allí en primera fila sufriendo por esa cuarta estrella como cotidianamente sufre por los patilimpios de su tierra. Tierra donde también se prepara la lechona como el mejor plato de cerdo del mundo, el cual sueñan comer de vuelta los tiburones.
Destino turístico de mayor crecimiento en Colombia, que a diario visitan por su gastronomía, cultura artística y musical, y ahora también por ser centro de inversión y destino deportivo por excelencia, pero especialmente por lo exuberante de su territorio y la calidez de su gente.
Bienvenido el Junior de Barranquilla, que como excelente equipo acostumbra hacernos sufrir, pero que esta vez nos corresponde vencer y levantar la copa en nuestra propia casa y ante nuestra propia gente. Da pena, pero no comerán lechona dentro de la cancha del Estadio Manuel Murillo Toro; tendrán que hacerlo en Boquerón, donde Eduvina, o en las plazas de mercado, o quizá parando en El Espinal para saborearla de regreso a la Arenosa.
Tampoco quisiera colocar en mi camiseta la cuarta estrella antes de tiempo, como ya lo hemos hecho un par de veces. Será mejor hacerlo en el tercer tiempo, cuando se pueda celebrar y disfrutar, y ahí sí, remarcarla, si fuese necesario, con un resaltador o cualquier cosa. Es mejor así: con orgullo, con pasión y con aguante, como dice la canción, porque nada está hecho hasta que lo está.
Ya con el resultado adverso obtenido el pasado viernes, no nos queda más que asistir al Murillo Toro, y al no poderlo hacer, cruzar los dedos o apretar los dientes hasta que se nos dé la dicha de la “vuelta olímpica”, cantando el Bunde hasta más no poder, como también su himno de amor que dice: “Soy lechona y tengo aguante, sigo al Vinotinto por todas partes. Tolima es un sentimiento que se lleva en el corazón”.
Si algo está claro en medio de esta ilusión colectiva, es que ser hincha del Tolima no es solo apoyar el equipo, es abrazar un legado y una identidad entera, es sentir que cada triunfo dignifica toda una región trabajadora y alegre, que nunca, pero nunca, ha pedido permiso para seguir soñando y ganando.
Pase lo que pase en esta final, ya estamos certificados como el “nuevo grande” del fútbol colombiano, al demostrar que el Tolima dejó de ser un invitado y se transformó en el protagonista. Se convirtió en grande entre los grandes. Y así, con la fe intacta y el corazón latiendo, esperamos que la noche del martes 16, el cielo de Ibagué y todo el país vuelva a iluminarse con la luz de la nueva estrella del Deportes Tolima.