Pasar al contenido principal
Econoticias y Eventos
Opinión
COMPARTIR
Se ha copiado el vínculo

Tolima, Territorio clave para la seguridad alimentaria de Colombia

En un mundo donde la seguridad alimentaria se convierte en un asunto geopolítico de primer orden, Colombia tiene la posibilidad y la responsabilidad de posicionarse como un actor estratégico en la producción de alimentos.
Imagen
Alejandro Rozo
Crédito
Suministrada
Profile picture for user Alejandro Rozo
1 Jun 2025 - 8:04 COT por Alejandro Rozo

Y es desde el corazón de su geografía agrícola, el departamento del Tolima, donde se abre una oportunidad sin precedentes enfocada en liderar el desarrollo de la Ruta del Abasto (RUA) como eje articulador de la sostenibilidad alimentaria y la transformación del territorio nacional.

La RUA es mucho más que un corredor logístico o comercial, es una visión país que busca ordenar el territorio rural, fortalecer cadenas agroindustriales y convertir las regiones en plataformas productivas con vocación exportadora. En este contexto, la entrada del Tolima a la Región Administrativa y de Planificación RAP Eje Cafetero marca un antes y un después para esta apuesta estratégica. Ya no hablamos únicamente de una región cafetera tradicional, sino de una zona ampliada con alta capacidad agroalimentaria, logística e institucional.

Esto se respalda con cifras concretas, la RAP Eje Cafetero, además de ser la principal región cafetera del país con 228 mil hectáreas (que representan el 28 % de la producción nacional y más de 124 mil familias cafeteras), cuenta con aproximadamente 2,4 millones de hectáreas aptas para la agricultura. En este conjunto regional, Caldas aporta unas 600.000 hectáreas, Risaralda 200.000, Quindío 152.000, y el Tolima sobresale con 1.400.000 hectáreas, lo que representa casi el 60 % de la capacidad agrícola de la región.

Pero aquí es donde surge el gran desafío, el uso del suelo es profundamente ineficiente. El Tolima, por ejemplo, solo utiliza el 26% de su potencial agrícola, unas 380.000 hectáreas, a pesar de tener más de un millón de hectáreas adicionales disponibles para una agricultura sostenible. Esta brecha entre lo posible y lo real, refleja un patrón estructural de subutilización del territorio rural, común en muchas regiones del país. Las causas son múltiples y conocidas, desorden territorial, ausencia de un catastro multipropósito funcional, predios fragmentados (minifundio), falta de conectividad vial y digital, baja inversión en innovación agropecuaria, envejecimiento de la población rural y débil articulación institucional.

Ante este panorama, la iniciativa denominada “Ruta del Abasto” se presenta como una hoja de ruta para revertir esta situación. Uno de los planteamientos radica en ordenar el desarrollo agroalimentario desde el territorio mediante planes de ordenamiento productivo agroindustrial, que prioricen cadenas como el café, el cacao, el aguacate, el limón Tahití, el plátano y una diversa gama de productos hortofrutícolas que forman parte de la canasta de consumo global. También incluye las actividades pecuarias como la ganadería, avicultura, porcicultura y piscicultura que son claves para garantizar la proteína animal del país y del mercado internacional.

Y es aquí donde el Tolima tiene un rol protagónico. Su ubicación central, su diversidad de pisos térmicos, su potencialidad para instalar plataformas agroindustriales convierte al Tolima en un territorio bisagra entre el centro y el occidente colombiano. No en vano, el departamento ha sido uno de los más activos participando en ferias globales como ExpoDubai o la Specialty Coffee Expo y posicionando sus productos en mercados de alto valor.

Además, el Tolima puede aportar lo que muchas regiones carecen, escala agrícola suficiente para soportar una agroindustria eficiente y con capacidad de exportación constante. Pero para que ese potencial se traduzca en realidades, se necesitan inversiones en distritos de riego, vías terciarias, laboratorios de calidad, plataformas agrícolas, centros de acopio e inteligencia de mercados. También se requiere fortalecer la gobernanza regional a través de esquemas asociativos que empoderen a los pequeños y medianos productores para insertarse con valor agregado en los circuitos comerciales nacionales e internacionales.

Este enfoque cobra aún más relevancia con la reciente decisión de Colombia de incorporarse a la Ruta de la Seda (BRI), la estrategia global de conectividad liderada por China. Si bien esta adhesión plantea desafíos diplomáticos y comerciales, también abre una ventana para que la “Ruta del Abasto” se convierta en el brazo agroalimentario de la participación colombiana en esta red global, posicionando al Tolima y al Eje Cafetero como nodos esenciales en la nueva economía del alimento.

En resumen, el Tolima tiene todo para liderar esta nueva visión de país. Con tierra fértil, gente resiliente, identidad agrícola y visión estratégica, puede convertirse en el corazón productivo de una Colombia.