Diego Becerra, un ciudadano bogotano, ha tenido que enfrentar no solo las graves secuelas físicas que le dejó un accidente de tránsito ocurrido el 24 de octubre de 2022, sino también el abandono por parte de la compañía Seguros Mundial, que a la fecha se niega a reconocer una compensación proporcional al daño sufrido.

El accidente tuvo lugar cuando un bus de placas JTQ857 colisionó con la motocicleta de Becerra, modelo 2022, dejándolo con secuelas médico-legales como deformidad permanente y una perturbación funcional en su mano que requirió más de 70 días de recuperación. El informe policial determinó que la responsabilidad del accidente fue del 100% por parte del conductor del bus.

La moto quedó prácticamente inservible, con un costo de reparación cercano a los $10 millones. A eso se suman los daños personales: Diego demandó solicitando una indemnización por daño moral, daño emergente, lucro cesante y afectación a su calidad de vida, que en total supera los $90 millones. Sin embargo, Seguros Mundial respondió con un ofrecimiento irrisorio: apenas $8 millones por todos los perjuicios.

“Es indignante. No se trata solo del dinero, sino del desprecio con el que actúan. Las cicatrices, las secuelas físicas, la perturbación psicológica, todo eso no vale nada para ellos”, señala la abogada de Becerra, quien actualmente se encuentra a la espera de que la justicia obligue a la aseguradora a responder como es debido.

Este caso no es aislado. En Ibagué, Ecos del Combeima ha venido documentando denuncias similares de ciudadanos que, al igual que Diego, se sienten abandonados por Seguros Mundial. Varios testimonios recogidos recientemente revelan que víctimas de accidentes en la capital tolimense han tenido que acudir a extensos procesos legales ante el incumplimiento de indemnizaciones justas por parte de esta misma compañía.

Esta situación evidencia una problemática profunda: algunas aseguradoras evaden sus responsabilidades llevando a las víctimas a desgastantes batallas legales, con ofrecimientos mínimos que ignoran la magnitud de los daños. El llamado es a que las entidades de control y la opinión pública exijan respeto por la integridad y los derechos de quienes, como Diego, han perdido salud, movilidad y calidad de vida por cuenta de terceros.