El corazón productivo de Colombia late en la Región RAP Eje Cafetero

Durante el Foro Regional de Internacionalización de cadenas productivas priorizadas, organizado por la RAP Eje Cafetero y sus aliados institucionales el pasado 16 de octubre en Ibagué, reafirmamos una verdad profunda, el café, el aguacate Hass, la lima Tahití y el cacao son los cimientos de una nueva economía regional y los pilares de la internacionalización del Eje Cafetero ampliado.
Nuestra región, conformada por Caldas, Quindío, Risaralda y Tolima, representa el 28 % de la producción cafetera nacional, con 230 mil hectáreas cultivadas y más de 120 mil familias que viven del café y lo convierten en símbolo de esfuerzo, cultura e identidad. No se trata únicamente de una tradición, sino del corazón que bombea el desarrollo económico y social de nuestros territorios. En 2024, el café colombiano superó los USD 3.880 millones en exportaciones, de los cuales cerca del 30 % provino de esta región. Pero más allá de las cifras, el desafío está en avanzar hacia una transformación inteligente, capaz de hacer del café una marca regional de origen, sostenible, trazable y reconocida en los mercados más exigentes del mundo.
Junto al café, el aguacate Hass brilla como símbolo de modernización y esperanza. Con 1,08 millones de toneladas producidas y 138 mil exportadas en 2024, se ha convertido en el estandarte de la nueva agroindustria verde. En nuestra región, la RAP Eje Cafetero aporta más del 25 % del área sembrada nacional (29.798 ha) y genera alrededor de $2 billones al PIB agrícola. Su futuro está en la certificación, la tecnificación y en la consolidación de un clúster agroexportador que conecte productores, empacadoras y logística con los mercados de Asia y Medio Oriente.
La lima Tahití demuestra que no hay cultivo pequeño cuando hay visión. De ser una apuesta marginal, pasó a símbolo de diversificación, 373.740 toneladas en 2024, con un crecimiento del 18 % y 21 % de participación nacional desde el Eje Cafetero. Su versatilidad en jugos, aceites esenciales y productos congelados de alta pureza abre oportunidades para miles de pequeños productores que hoy ven en este cultivo una fuente de progreso.
Y no puedo dejar de mencionar el cacao, ese producto que simboliza el conocimiento, la genética y la sofisticación del agro colombiano. Con 190.800 hectáreas sembradas y 73 mil toneladas producidas en 2024, alcanzamos un hito histórico. En la RAP Eje Cafetero trabajamos para fortalecer esta cadena, impulsando el cacao fino y de aroma, destinado a conquistar mercados en Europa, el Caribe y Norteamérica. Este cultivo, que combina sostenibilidad, sabor e inclusión social, refleja la nueva visión de desarrollo rural que impulsa la región.
Las cifras son contundentes, el sector agrícola representa más del 16% del PIB en Caldas, el 23.1% en Tolima, el 23,2% en Quindío y el 10% en Risaralda, cifras que superan el promedio nacional. Pero detrás de esos números hay algo aún más valioso, miles de familias campesinas que, con trabajo silencioso, sostienen la economía y el alma de la región. Ellos son los verdaderos héroes de esta historia, y su esfuerzo merece transformarse en bienestar, competitividad y orgullo regional.
Por eso, este foro en Ibagué fue mucho más que un evento institucional, fue un espacio para mirarnos como región. Como bien lo expresó el gobernador encargado del Tolima, Alexander Castro, “planear y tener información para poder tomar decisiones es el punto de partida para construir desarrollo”. Y tiene razón, la planificación, la cooperación público-privada y la prospectiva son las herramientas que nos permitirán construir una economía regional sólida, conectada y sostenible.
El Eje Cafetero ampliado cuenta con ventajas únicas, ubicación estratégica, infraestructura en expansión, tradición agrícola y una identidad cultural que integra conocimiento y biodiversidad. Todos estos factores hacen de nuestra región un verdadero laboratorio de internacionalización para Colombia.
Nuestra agenda regional está clara. Primero, transformar productos en marcas, porque exportar identidad es más poderoso que exportar materia prima. Segundo, integrar la logística regional, articulando corredores como el CLAO en Caldas, La Zona Económica Logística Especial ZELE en Risaralda, el futuro Corredor Tecnológico Logísticos Agroindustrial CTLA Tolima Centro y parte del Quindío, la Ruta del Abasto y los puertos secos que harán posible competir globalmente. Y tercero, formar capital humano especializado, jóvenes rurales que lideren la nueva economía del conocimiento aplicada al agro.
El futuro del Eje Cafetero no se medirá por la cantidad de hectáreas sembradas, sino por la capacidad de transformar esos cultivos en símbolos de orgullo nacional. Porque cuando el campo crece, crece la región. Y cuando el Eje Cafetero exporta calidad, Colombia exporta esperanza y futuro.