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Tolima entre luces y sombras: radiografía para un salto estratégico

Los datos hablan con crudeza: el Tolima exhibe talento, servicios robustos e ideas innovadoras, pero avanza con el freno puesto por vacíos de gobernanza, escasa apertura de mercado y crédito limitado.
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15 Jun 2025 - 8:11 COT por Ecos del Combeima

El Índice Departamental de Competitividad (IDC) —publicado anualmente por el Consejo Privado de Competitividad y la Universidad del Rosario— es una de las referencias técnicas que orienta a los gobiernos sub-nacionales sobre dónde concentran sus fortalezas y en qué variables pierden tracción frente al promedio del país. El reporte 2025 incluye 103 indicadores agrupados en trece pilares que miden desde la calidad de las instituciones hasta la sofisticación empresarial.

En este tablero el Tolima, departamento enclavado en el centro-occidente colombiano y tradicionalmente asociado al café, la agroindustria arrocera y la logística interregional, figura en la posición 11 de 33 territorios (5,58). El resultado ratifica que los avances existen, avanzando un puesto en comparación en 2024, pero todavía no alcanzan para que la región se instale de forma estable en la parte alta de la clasificación nacional. Comprender qué políticas públicas explican los logros y qué prácticas siguen generando rezagos es esencial para convertir el ranking en hoja de ruta y no en simple galería de datos.

Los mejores resultados provienen de Educación Básica y Media (7,82; 4.º). La cobertura (8,38; 2.º) obedece a programas de gratuidad, ampliación de sedes rurales y la extensión de la jornada única, mientras que la calidad docente (7,74; 7.º) refleja incentivos departamentales que financian posgrados y cursos de actualización pedagógica. En Infraestructura (5,45; 7.º) pesan las inversiones de regalías en redes de acueducto y gas, así como la cofinanciación de corredores viales concesionados; los servicios públicos alcanzan (8,05) y la red vial, aunque modesta, obtiene (4,76).

Innovación muestra un desempeño selectivo (3,29; 9.º) gracias al liderazgo absoluto en Diseños Industriales (10,00; 1.º) y a la Sofisticación y Diversificación de la producción (7,76; 14.º). Dichos avances se explican por las convocatorias del Fondo de Ciencia, Tecnología e Innovación, el respaldo a clústeres agroindustriales y los programas universitarios de emprendimiento que impulsan patentes, spin-offs y registros de propiedad intelectual.

El contraste aparece en Instituciones (5,20; 24.º). Persisten prácticas clientelistas que fragmentan la planeación y entorpecen el seguimiento de proyectos; la Gestión de Regalías marca el nivel más bajo del país (4,77; 33.º) y la Transparencia y Contratación Pública apenas alcanza (5,23; 20.º). El Tamaño del Mercado (5,35; 21.º) revela una estructura exportadora estrecha y poco articulada con ProColombia (Mercado Externo: 4,31; 24.º). En el Entorno para los Negocios (5,24; 16.º), la facilitación de trámites (2,17; 17.º) y la dinámica empresarial (3,17; 18.º) siguen rezagadas debido a registros presenciales múltiples y a la elevada tasa de informalidad. El Sistema Financiero (4,26; 13.º) refleja políticas crediticias conservadoras y una cobertura limitada de microfinanzas que restringen el acceso de las mipymes a capital de trabajo.

Blindar la educación implica profundizar la media técnica y el bilingüismo, mientras universidades y sector privado convierten el 10,00 en Diseños Industriales en regalías tecnológicas que irriguen a toda la cadena productiva. Para cerrar la brecha institucional, la Asamblea y los entes de control deben implantar tableros digitales que muestren —en tiempo real— la ejecución de cada peso de regalías y condicionen desembolsos a hitos verificables. Las alcaldías necesitan digitalizar licencias, registros y permisos para garantizar la creación de sociedades en veinticuatro horas, con la Cámara de Comercio como ventanilla única. ProColombia y la Agencia de Promoción de Inversiones regional deberían acompañar a ciento cincuenta pymes en certificaciones y logística exportadora, mientras la banca pública activa un fondo de garantías que reduzca el costo del crédito productivo.

Los datos hablan con crudeza: el Tolima exhibe talento, servicios robustos e ideas innovadoras, pero avanza con el freno puesto por vacíos de gobernanza, escasa apertura de mercado y crédito limitado. Transformar este diagnóstico en un plan de choque con metas cuantificables, responsables identificables y plazos inamovibles no es un adorno técnico: es la única vía para que el departamento deje la zona media, atraiga inversión de alto valor y se instale, en la próxima medición, entre los diez primeros del país. Todo lo demás será conformismo estadístico.