Así viven los afectados por el desbordamiento del río Chipalo en barrio San Antonio

El temor persiste entre las familias del barrio San Antonio en Ibagué, donde aún se sienten las secuelas del desbordamiento del río Chipalo ocurrido el pasado 21 de febrero. Desde entonces, varias viviendas han quedado seriamente afectadas, con estructuras debilitadas y un ambiente de incertidumbre que se prolonga sin una solución definitiva por parte de las autoridades.
Visitamos la vivienda de Marta Rojas, una de las residentes más golpeadas por la emergencia. Allí, junto a su esposo y sus dos hijos, vive con la angustia de que en cualquier momento el río termine por llevarse lo poco que queda de su casa. "Cada vez que llueve fuerte, sentimos miedo. No dormimos tranquilos", afirma con evidente preocupación.
Según cuenta, las entidades gubernamentales los visitaron tras el desastre, pero hasta ahora todo ha quedado en palabras. “No sabemos si nos van a reubicar o si van a construir algún tipo de protección. Lo que queremos es una solución clara. Aquí hay niños, hay familias enteras con miedo", relató Marta.
Ella insiste en que su vivienda está legalmente constituida: “Tenemos escrituras, pagamos impuestos. No estamos pidiendo limosna, estamos pidiendo que se respeten nuestros derechos como ciudadanos”. En su caso, la pérdida de gran parte de la vivienda ha dejado secuelas físicas y emocionales, al igual que en otros hogares de la zona que siguen esperando acciones concretas por parte del gobierno local.
Uno de los clamores más insistentes es la construcción de muros de contención que mitiguen el riesgo del río y den seguridad a quienes aún habitan la zona. Mientras tanto, las familias continúan enfrentando la vulnerabilidad, sintiéndose cada vez más abandonadas frente a una emergencia que no cesa con el paso del tiempo.