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Un pesebre que no cuenta la historia de Belén, sino la de Armero

Para Esperanza, este pesebre es mucho más que una tradición decembrina; es una catarsis personal, un ejercicio de memoria y el legado familiar con el que mantiene vivo a Armero por generaciones.
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Esperanza Tovar
15 Dic 2025 - 17:21 COT por Daniela Chamorro

Esperanza Tovar Cala nació en Armero. Abogada de profesión y defensora incansable de la memoria del municipio desaparecido tras la avalancha de 1985.

Hoy lidera procesos colectivos desde la Corporación Patrimonios Naturales e Históricos, conformada únicamente por armeritas.

Sin embargo, su ejercicio más profundo de memoria no ocurre en auditorios ni en actos oficiales.

Ocurre cada diciembre, en la intimidad de su hogar, frente a un pesebre que con los años lo convirtió en un mapa emocional de Armero.

“Quiero mostrar mi pesebre, donde hay un pueblo que se llama Armero. A través de él hice una transmisión de memoria y de historia a mis hijas”, explicó Esperanza.

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pesebre armero

La historia comenzó de forma sencilla. Tras sobrevivir a la tragedia y salir del pueblo con su hijo de cinco años, Esperanza entendió que debía mantener vivos los recuerdos de Armero en su familia. Años después nacerían sus hijas menores, quienes no conocieron el pueblo y necesitarían una imagen, una referencia tangible, de lo que alguna vez fue el hogar de su madre.

“Una iglesia de San Lorenzo de Armero en cerámica llegó a mis manos, y la empecé a poner en el pesebre. Les decía a mis hijas: este pueblo se llama Armero”, recordó.

Desde entonces, cada diciembre fue sumando fragmentos: el río Lagunilla y su puente, la calle 12, la carrera 18, el parque de los Fundadores, la iglesia San Lorenzo, su casa con el palo de mango y el de limón, el perro Purito, la piscina Tívoli, los colegios, los barrios, los clubes sociales, el hospital, el estadio, las fincas, los cultivos y hasta el cerro desde donde se divisaba la cruz de los Farallones.

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pesebre de armero

“Hacer este pesebre ha sido una forma de transformar el dolor, de recordar y de transmitir que Armero es un pueblo vivo”, afirmó.

El pesebre no es una recreación idealizada. Es una reconstrucción minuciosa hecha desde la memoria, la conversación familiar y la pedagogía íntima. Muchas de las piezas fueron elaboradas por sus hijas cuando eran niñas, guiadas por los relatos de su madre.

“Ellas lo fueron construyendo conmigo, escuchando mis historias. Así aprendieron que Armero existió y sigue existiendo”, contó Esperanza, con nostalgia.

Durante años, el dolor permaneció en silencio. No hubo acompañamiento psicológico ni procesos institucionales de duelo para los sobrevivientes.

“No hicimos duelo. A nosotros no nos trajeron psicólogos, seguimos con un dolor escondido durante muchos años. Este pesebre fue mi manera de hacer catarsis”, dijo.

Por eso, el pesebre se convirtió también en un espacio simbólico de reunión, un lugar donde Armero sigue existiendo. Hoy, ese legado alcanza a una tercera generación.

“Ahora traen a mi nieta cada diciembre para que vea el pesebre. Es tratar de que Armero no muera, de que siga presente en los corazones de mi familia”.

Con el tiempo, esta iniciativa trascendió, fue replicada en el Museo Panóptico de Ibagué, donde permitieron que funcionarios, visitantes y otros sobrevivientes nombraran las calles, casas y lugares del antiguo Armero. Este proyecto está actualmente en la sala del Museo, que se llama "Érase una vez Armero".

“Cuando vi a las personas nombrando los sitios, entendí que la memoria estaba viva”, señaló con orgullo.

Más allá de lo simbólico, Esperanza envía un mensaje directo al Estado colombiano: cumplir con la Ley 1632 de 2013, proteger las ruinas como Bien de Interés Cultural y garantizar verdad, reparación y memoria para las víctimas.

“Lo que nos quitaron no puede morir. Las ruinas son nuestra memoria física y nuestras costumbres son la memoria inmaterial”, afirmó.

Desde el amor por su tierra y la convicción de que la memoria es un acto colectivo, Esperanza mantiene abierta la posibilidad de seguir construyendo este proyecto junto a otros armeritas, investigadores, artistas y ciudadanos interesados en preservar la historia del municipio.

Quienes deseen vincularse o aportar a las iniciativas de memoria y conservación de Armero pueden comunicarse al correo electrónico: corporacionpatrimonios85@gmail.com

Cada diciembre, mientras otros pesebres cuentan la historia de Belén, el de Esperanza Tovar cuenta otra: la de un pueblo que fue borrado del mapa, pero no de la memoria.

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esperanza y su pesebre