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Tiago Castillo: el muralista ibaguereño que convirtió el color en un acto de sanación y transformación social

Él ha construido su propio 'castillo' a través del arte, una herramienta que ha utilizado para la memoria, la sanación y el labor comunitaria. Esta es su historia.
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artista Tiago Castillo
26 Nov 2025 - 9:22 COT por Daniela Chamorro

En el barrio La Ceiba Norte, en la Comuna 7 de Ibagué, un niño dibujaba en hojas sueltas cada vez que podía. Lo hacía para su madre y para su abuela, como quien entrega un tesoro hecho a mano.

Ese niño, un día replicó un pequeño gusanito de una tarjeta y escuchó de su abuela una frase que marcaría su destino: “mijo, sumercé tiene talento", desde ese entonces, creció para convertirse en uno de los muralistas más influyentes del Tolima, y que además se prometió pintar el mundo entero a través de su arte... él es Tiago Castillo.

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Tiago Castillo

“A mí me apasiona el color y el arte. Creo que es fundamental para la vida que existan personas que trabajen para el alma. El arte sana, repara y transforma”, cuenta Tiago, en su taller Casa C, un espacio que creó en lo que antes fue el taller de su abuelo.

Su historia artística comenzó en la Institución Educativa Francisco Pablo Santander, donde la clase de artística era su espacio favorito. Allí pintó su primer mural para pagar el servicio social, sin imaginar que sería el primero de más de 300 que hoy adornan la ciudad.

También, en este colegio, vendió su primer cuadro en el 2014, a la profesora Milena, quien años después lo contactaría para pedirle un mural y mostrarle la obra que aún conservaba colgada en su casa. “Fue muy bonito ver que después de tantos años ella guardaba ese cuadro. Fue como reencontrarme con mis inicios”, recordó.

La carrera profesional llegó en la Universidad del Tolima, donde estudió Artes Plásticas y Visuales. Allí aprendió que su trabajo no era solo estético, sino también simbólico y social. “La universidad me ayudó a darle peso a lo que hacía. No era solo pintar algo bonito, era entender qué significaba”, explicó.

El mundo se abrió aún más cuando viajó a Lima, Perú, en 2023, para un festival de muralismo. Fue su primer viaje en avión, financiado con una rifa que organizó él mismo. “Pinté dos murales allá. Para mí significó muchísimo porque pude aprender de artistas de Brasil, Ecuador, Argentina… y también representar al Tolima”, dijo.

En gran parte de su obra, la figura femenina y la naturaleza estuvieron presentes. “Las mujeres de mi vida, mi mamá, mi abuela, mis hermanas, son fundamentales en lo que soy”, afirmó.

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Tiago y su familia

Hoy, su taller Casa C es un refugio creativo dentro del Salado, un espacio al que sueña convertir en epicentro de un gran distrito cultural. “Quiero ver galerías, grupos de danza, murales, espacios de creación aquí en la periferia, que también merece arte”, aseguró.

Y no solo pinta. También enseña. Ha dictado talleres en colegios y parques, especialmente a niños y jóvenes de sectores populares. “Es muy bonito ver cómo los estudiantes descubren que el arte también puede ser un proyecto de vida. Una vez un señor vio a los muchachos pintando y les pidió un mural. Les iba a pagar. Ese día entendieron que su talento vale”, recordó con orgullo.

Tiago sigue pintando. Sigue enseñando. Sigue soñando con un Salado colorido, vivo y cultural. Y aunque ya perdió la cuenta exacta de sus murales, sí sabe que en cada uno deja, como dice, “un pedazo de mi alma y de mi manera de ver la vida”.