Descubre Ibagué con los monumentos que preservan su memoria y patrimonio cultural
En cada rincón de Ibagué se esconde una historia que habla de su identidad, su arte y su gente. Desde esculturas que rinden homenaje a personajes ilustres, hasta murales que reflejan la fuerza y el espíritu del pueblo Pijao:
1. Busto de Adriano Tribín Piedrahita en la Gobernación del Tolima
Obra del escultor Miguel Ángel Merchán (1999); este busto rinde homenaje al político y periodista Adriano Tribín Piedrahita, uno de los grandes impulsores del desarrollo cultural y social del Tolima. Con un estilo realista, la pieza busca capturar la dignidad y liderazgo del homenajeado, considerado uno de los fundadores del Festival Folclórico Colombiano.
2. Escultura El Boga – Tributo al trabajo indígena
Creada en 1962 por Julio Fajardo, esta escultura representa a un indígena bogando sobre una canoa, símbolo del esfuerzo y sacrificio de los pueblos que trabajaron en el Río Magdalena durante la Colonia. Restaurada en 2013 por Enrique Saldaña, la obra recuerda la historia de resistencia de los bogas y su papel en la economía fluvial del país.
3. Busto de Manuel Murillo Toro en el Parque Murillo Toro
Este busto en bronce honra al expresidente tolimense Manuel Murillo Toro, ideólogo liberal, periodista y dos veces mandatario de Colombia. Ubicado en el parque que lleva su nombre, es uno de los lugares más emblemáticos del centro ibaguereño, símbolo del pensamiento progresista y la paz con libertad.
4. Mural “Nosotros los Pijaos” – Identidad y resistencia
Pintado en 1975 por Jorge Elías Triana, este mural refleja la historia, lucha y orgullo del pueblo Pijao a través de un estilo que combina el realismo social y el muralismo latinoamericano. Sus colores intensos y figuras en movimiento evocan la conexión entre los ancestros, la tierra y las tradiciones que aún laten en el Tolima.
5. Mural “Hombre y Paisaje Tolimense” en el Edificio Grano de Oro
Creado en mosaico con técnica cerámica, este mural del edificio Grano de Oro representa la relación entre el hombre y su entorno natural. Con tonos cálidos y figuras geométricas, la obra destaca la riqueza del paisaje tolimense y el valor del trabajo de su gente, integrando arte y arquitectura moderna.