¿Ibagué es más ciudad que Neiva? De la pólvora a la partitura: los 475 años de historia que forjaron a Ibagué

En el marco de los 475 años de fundación de Ibagué, Ecos del Combeima habló con el con el historiador Álvaro Cuartas Coimad, quien no solo revivió los episodios más importantes de la historia de la ciudad, sino que respondió a una pregunta que despierta orgullo y debate regional: ¿Ibagué es más ciudad que Neiva?
De Cajamarca al corazón del país
Cuartas recordó que Ibagué fue fundada por el capitán Andrés López de Galarza el 14 de octubre de 1550 en el territorio que hoy ocupa Cajamarca, entre los ríos Anayme y Bermellón. Sin embargo, los ataques de los pueblos pijao forzaron su traslado el 4 de febrero de 1551 al lugar donde hoy se levanta la capital tolimense.
Durante los siglos siguientes, la ciudad enfrentó incendios, ataques y lentitud en su crecimiento.
“En los años 1602, 1604 y 1606 los pijaos arrasaron la ciudad, especialmente en el sector de La Pola. Por eso, durante mucho tiempo, Ibagué fue una aldea de paso en la ruta hacia el Quindío y el Cauca”, explicó el historiador.
El desarrollo urbano se consolidó con la llegada del tren en 1919 y la carretera que conectó el centro con el occidente del país hacia 1930, marcando el inicio de una nueva etapa económica y social.
El Tolima Grande y la rivalidad fraterna
Consultado sobre si Ibagué es más ciudad que Neiva, Cuartas recordó que ambas hacen parte de un origen común: el Tolima Grande, creado por Tomás Cipriano de Mosquera el 12 de abril de 1863 con las provincias de Mariquita y Neiva.
“No se trata de cuál ciudad es más importante —precisó—, pero sí de reconocer que Ibagué tiene un mayor legado histórico, por su ubicación estratégica y su papel en la historia nacional. Por aquí pasaron Bolívar, Mutis, Humboldt, Bonpland… personajes que dejaron huella en su tránsito por esta tierra.”
Mientras Neiva creció en el valle cálido del Magdalena, Ibagué se consolidó como puerto seco y punto de conexión entre regiones, con una influencia decisiva en los procesos políticos, sociales y culturales del país.
Capital de la legitimidad y del arte
Ibagué también fue, brevemente, capital de Colombia. Durante el golpe de Estado del general José María Melo en 1854, las fuerzas constitucionales se trasladaron a la ciudad.
“Por un corto periodo se le llamó la capital de la legitimidad, porque aquí se refugiaron los defensores del orden constitucional”, relató Cuartas.
Esa condición histórica se sumó a un hecho que marcaría su destino: en 1868, la visita del conde de Gabriac le otorgó oficialmente el título de Capital Musical de Colombia. Desde entonces, Ibagué ha irradiado arte, pedagogía y tradición.
“Ese legado debe ser exaltado —subrayó Cuartas—. No solo es un título, es una esencia que nos define como ciudad y como región.”
El historiador propuso conmemorar los 150 años de la visita del conde el próximo 12 de abril, Día del Orgullo Tolimense, con un acto de memoria cultural que reviva la música que dio identidad a la ciudad.
Más allá de la rivalidad, un legado común
Para Cuartas, la comparación entre Ibagué y Neiva va más allá de cifras o tamaño: es una cuestión de memoria y legado. Ambas ciudades nacieron de una raíz común, pero Ibagué, dice, “se distingue por su fisonomía histórica, su ubicación estratégica y su papel en los grandes procesos del país”.
El historiador concluyó con una reflexión que va más allá del debate regional:
“Debemos defender lo nuestro, lo autóctono y raizal. Ibagué es una ciudad histórica que contribuyó decisivamente al desarrollo político, social y cultural de Colombia. No se trata de ser más que Neiva, sino de recordar por qué somos lo que somos.”