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Exportaciones no minero-energéticas de Colombia a Estados Unidos crecen 16 % pese al arancel del 10 %

Entre abril y agosto de 2025, las ventas NME a EE. UU. sumaron US$3.505 millones, +16% interanual. AmCham Colombia resalta los cuatro riesgos que Colombia debe anticipar para mantener y aumentar la participación en el principal socio comercial.
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María Claudia Lacouture, presidenta AmCham Colombia
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Archivo
10 Nov 2025 - 13:08 COT por Alfonso Aya Roa

A seis meses de la entrada en vigor del arancel recíproco del 10 % de Estados Unidos, las exportaciones no minero-energéticas de Colombia a ese mercado crecieron 16 % entre abril y agosto frente al mismo periodo de 2024, al sumar US$3.505,3 millones frente a  los US$3.025,2 millones del año anterior, de acuerdo con cálculos de AmCham Colombia con base en cifras del DANE. 

El desempeño confirma que, para la mayor parte de la canasta, el “10 % se convirtió en el nuevo costo de entrada” global: eleva costos, pero no desarma la ventaja relativa que Colombia ha construido en calidad, cumplimiento y logística frente a competidores que enfrentan recargos equivalentes o mayores. 

“Nuestros análisis indican que el 82,7 % de la canasta exportadora colombiana a EE. UU. tiene un impacto limitado bajo el nuevo esquema. En ese contexto, el tejido empresarial no solo resistió, sino que aprovechó nichos donde Colombia compite por cercanía, confiabilidad y valor agregado”, afirmó María Claudia Lacouture, presidente ejecutiva de AmCham Colombia. 

Lo que más se exporta a EE. UU.

Entre los productos con mejor desempeño en abril–agosto destacan: café verde, extractos y esencias de café, banano, rosas, puertas y marcos de aluminio, crisantemos, y claveles. 

Seguidos por productos como transformadores de dieléctrico líquido de potencia superior a 10.000; transformadores de dieléctrico líquido de potencia superior a 650 kVA pero inferior o igual a 10.000 kVA; frutas preparadas o conservadas; café tostado sin descafeinar; caña de azúcar; plátanos; codos, curvas, manguitos, roscados de fundición de hierro o acero; cacao crudo en grano, entero o partido; confites incluido chocolate blanco sin cacao; tarjetas inteligentes; mantequilla de cacao; acumuladores eléctricos, incluidos sus separadores, aunque sean cuadrados o rectangulares; aparatos y material eléctrico y partes de grabación, reproducción de sonido, imagen, por mencionar algunos.

“En la canasta “sensible”, están aguacate hass y limón Tahití. Esto demuestra que la calidad, el cumplimiento, la cercanía geográfica y la confianza construida por los exportadores colombianos siguen siendo determinantes para mantener las ventanas de oportunidad y ampliar nuestra participación en el mercado estadounidense”, analizó Lacouture.

El 10 % cambió las reglas, no la historia. La Orden Ejecutiva del 2 de abril impuso un recargo adicional del 10 % a la mayoría de los orígenes, encima de las tarifas No Minero Energéticos y, NME,  el TLC, y habilitó tasas más altas para algunos países. Colombia gracias al TLC no tenía arancel base en la mayoría de los bienes NME y pasó a pagar el 10 % adicional, al igual que buena parte de sus competidores. 

En septiembre, la Casa Blanca creó el anexo “PTAAP” para posibles reducciones del 10% a NMF, incluso 0%, en productos listados, sujeto a acuerdos recíprocos.

Pero la pregunta es ¿Por qué el total a EE. UU. cae levemente si el NME sube? Entre abril y agosto, el agregado a EE. UU. disminuyó 1,5 % por la contracción de minero-energéticos y oro (-17,1 %), rubros afectados por factores internos y por el reacomodo global de flujos. 

El dato no contradice la fortaleza NME: la canasta NME crece y gana terreno, mientras la extractiva ajusta.

Los cuatro riesgos que Colombia debe anticipar 

Ventana competitiva de terceros.

Varios países ya avanzan para atenuar o desactivar el 10 % con EE. UU. (Chile con tres rondas y cerca del cierre; El Salvador en etapa final; Ecuador con cinco rondas y expectativa de cierre en meses; Costa Rica y Bolivia con procesos en marcha). Si firman primero, reconfiguran compras y capturan cuota hoy colombiana en agro y manufacturas. Urgencia: activar negociación priorizada por subpartidas con mayor tracción en EE. UU.

¿Quién paga el arancel?

De acuerdo con estimaciones de Goldman Sachs, el 88 % del costo ha recaído dentro de EE. UU.: 51 % empresas y 37 % consumidores. Con mayores acuerdos / estabilidad para socios como Reino Unido, Japón y Vietnam, los compradores estadounidenses empiezan a exigir descuentos a proveedores sin alivios equivalentes, trasladando el costo a exportadores extranjeros. Si Colombia no asegura un marco similar, será el eslabón que absorba el ajuste.

Factor Corte Suprema 

La decisión judicial en EE. UU. definirá el alcance legal del arancel recíproco: el escenario que se estima es acotarlo en tiempo y sectores, más que eliminarlo. Traducción para Colombia: riesgo menos difuso y más focalizado (metales, agro, equipos, etc.), que exige monitoreo por partida arancelaria y planes de continuidad de negocio por sector.

Riesgo político-relacional

Episodios de confrontación pública entre gobiernos pueden gatillar recargos país-específicos mediante herramientas como IEEPA (emergencia económica), Sección 232 (seguridad nacional) o exclusión de “listas de alivio”. Es el tipo de mecanismo aplicado recientemente a países como Brasil. 

Colombia ha demostrado competitividad en medio de la incertidumbre arancelaria, gracias a la diplomacia comercial que ha logrado separar lo político y lo comercial y a la resiliencia de sus empresarios. Sin embargo, el tablero puede cambiar de un momento a otro por los cuatro riesgos ya señalados. 

Para proteger y escalar lo logrado en nuestro principal mercado, se requiere acción coordinada y rápida que convierta el impulso en una ventaja estructural: 

El Gobierno nacional: acelerar una negociación PTAAP focalizada para reducir/eliminar el 10 % en líneas estratégicas; habilitar fast-track sanitario/técnico y facilitación (ventanilla única, inspección en origen).

Los Empresarios: gestión proactiva con compradores (planes conjuntos, cláusulas de ajuste, acuerdos de precios/volumen) para retener cuentas y evitar sustituciones que trasladen el arancel a nuevos proveedores.

El Mercado: diversificar dentro de EE. UU. para ampliar base y rebalancear riesgo.

La Logística: ganar eficiencia para absorber parte del costo sin perder margen.

La Diplomacia comercial: incluir nuevos actores regionales y sectores.

“Estados Unidos sigue siendo el socio comercial más relevante para Colombia, no solo por el volumen de intercambio, sino porque representa una vitrina de alto valor y exigencia que impulsa la sofisticación de nuestro aparato productivo. Lo que estamos viendo hoy es una prueba de que el empresariado colombiano ha sabido adaptarse, innovar y competir en medio de condiciones globales desafiantes”, puntualizó la presidente de AmCham Colombia. 

A renglón seguido, señaló: “Sin embargo, este crecimiento no puede quedarse en un reflejo coyuntural, debe consolidarse en una estrategia de largo plazo que potencie los sectores con mayor valor agregado, promueva la diversificación de nuestra oferta exportable y fomente la transformación productiva. Esta es una oportunidad para posicionar a Colombia como un proveedor confiable, sostenible y de alta calidad para el mercado norteamericano, aprovechando las ventajas de cercanía, afinidad empresarial y complementariedad entre ambas economías.” Finalizó Lacouture. 

Cabe mencionar que el total de las exportaciones hacia Estados Unidos entre abril y agosto registró una leve disminución del 1,5 %, alcanzando los US$ 6.292,4 millones. Esta variación obedece principalmente a la caída del 17,1 % en las ventas de productos minero-energéticos y de oro, por valor de US$ 2.787,1 millones, rubros que, si bien no están sujetos a los nuevos aranceles impuestos por EE. UU., han resentido los efectos de las políticas internas que han desincentivado su producción y exportación.