A Hernán Gómez: en Ibagué le venden la cantina

La columna de hoy es un acto de reivindicación y moral hacia los cientos de ibaguereños que hoy conviven con el suplicio de bares, tabernas y discotecas que, sin ningún control, han ido convirtiendo la ciudad en una gran zona de tolerancia.
Y es que si el remix de Hernán Gómez, Luis Alfonso y Pipe Bueno fuera una clasificado, este sería un destino obligado en el que a la fija encontrarían quién les venda una cantina.
El decálogo para convertirse en un empresario del entretenimiento nocturno en Ibagué es fácil de seguir:
La primera clave tiene que ver con la ubicación. Buscar un local en una zona destinada exclusivamente a esta actividad, no es negocio. Allí además de tener que ser formal y pagar impuestos, sí se aplica con rigurosidad la norma. Por eso, la mejor opción es buscar espacios en zonas residenciales, donde ninguna autoridad ponga los ojos. Entre más popular el barrio, mejor.
Lo segundo es buscar vivienda con garaje para no pagar dos alquileres. No importa si es pequeño, porque en Ibagué también se pueden usar los antejardines o el espacio público, sin temor alguno.
En tercer lugar, hay que visitar la Cámara de Comercio. Nada más efectivo que pagar un registro mercantil, pues se convierte en la llave maestra para acreditar permiso de funcionamiento, aunque no cuente con certificado de bomberos o viabilidad alguna expedida por autoridad administrativa, entre otros requisitos.
El cuarto punto es la ambientación. Bombillo morado, cabina de sonido; y de esta última es clave el sitio donde se disponga. Hay que ponerla de modo que genere la mayor perturbación posible a sus vecinos, si puede active los bajos de modo que sea más ruido que música y en cuanto al volumen, dele suficiente ganancia. Es una fórmula de marketing, al parecer, inequívoca para atraer clientes.
No se sienta mal si usted obliga a sus vecinos al confinamiento. La prioridad es su negocio.
El quinto aspecto a considerar no es menos importante. Se trata de los horarios de funcionamiento y aquí cobran toda importancia los numérales uno y dos de este decálogo.
En Ibagué, los decretos que regulan la operación de este tipo de establecimientos son genéricos. No distinguen entre sectores residenciales y zonas de comercio especial, uno ha de suponer que ello tiene que ver con que ingenuamente sus autores deducen que no hay cantinas en zonas destinadas a vivienda.
Así que si en determinado momento, en un acto de generosidad el alcalde de turno extiende los horarios hasta las 5:00 de la mañana, usted es beneficiario seguro. Si no, puede abrir con toda confianza de lunes a lunes, desde las 10 de la mañana y hasta el siguiente amanecer. La otra ventaja es que viviendo en un anexo a su “local” podrá abrir la puerta incluso a la madrugada para complacer a sus clientes fieles, si estos fueran en su búsqueda.
El sexto ítem se refiere a la importancia de los aliados. Jueces de Paz, comandantes de CAI, Inspectores de policía y los más estratégicos, patrulleros del cuadrante de su sector. Alguien tiene que salir en su defensa cuando los vecinos “cansones” comiencen las llamadas para reclamar su derecho a descansar o estar tranquilos. Ante cualquier sellamiento los primeros tres aliados deben estar activos para negociar la medida, restar días y salir de apuros.
Recuerde que su amigo policía también le tendrá enterado de quién o quiénes se quejan de usted.
“Barriga llena, corazón contento”. La séptima consideración le hace honor a ese célebre adagio popular. Aunque su actividad principal sea el expendio de bebidas embriagantes incluya en su pedido una que otra gaseosa o bebidas energizantes. Si le suma algo para comer usted puede ser un 10/10. Este recurso va a ser importante para lubricar la relación con los policías de su sector y hacer que los procedimientos sean más bien la visita de un buen amigo, sin comparendos, sin cierres, por más reiterativa que resulte su conducta.
En octavo lugar apele a la compasión. Si usted no tiene alguna situación cercana que lo pueda hacer ver vulnerable (enfrentar alguna discapacidad física, ser madre o padre cabeza de familia, adulto mayor) contrate un administrador que reúna alguna de estas características.
Una estrategia infalible frente a las autoridades de policía que a los reclamos siempre responderán poniéndose de su lado con expresiones como “¿Cuál es la joda con ese pobre o esa pobre señor o señora? “Yo tengo que garantizarle el derecho al trabajo”, porque claramente nuestros uniformados no conocen de ponderación de derechos, ni de leyes, ni de normas.
Lo noveno es que usted siempre puede estar tranquilo, no importa cuántas reglas rompa. Cualquier actuación en el marco del debido proceso pasará primero por un eterno tire y jale entre la Policía y la autoridad administrativa, llámese Secretaría de Gobierno, Dirección de Justicia o Inspección de Policía.
La autoridad civil le dirá que a cualquier quejoso que a la luz del Código Nacional de Policía la competencia es de la fuerza pública y a su vez la Policía dirá que ese control lo debe hacer la autoridad administrativa.
Por último, aproveche que en Ibagué el ordenamiento territorial prácticamente no existe, y lo poco que hay, nadie lo hace cumplir, lo que facilita que usted pueda estar donde quiera.
Aunque quizá sea muy pronto para exigirle resultados a la actual administración, apelando a las buenas intenciones de la alcaldesa Johana Aranda, son muchos los vecindarios, en sectores residenciales que claman porque se imponga el orden y en ello el concurso del Concejo Municipal va a ser determinante estructurando un Plan de Ordenamiento Territorial que responda a necesidades reales y no a intereses de particulares o amiguismos de aquellos a quienes les conviene que impere el relajo.
Mientras tanto, por duro que suene, como sentenció cierto exalcalde de esta ciudad, a las pocas personas decentes que todavía coexisten con estos vecindarios ruidosos por forzosa condición, no les quedará de otra que soportar la presencia de “putas y borrachos” o acudir a la intervención de los órganos de justicia para que obliguen a quien corresponda a hacer su trabajo.