La otra realidad
Cuando se suponía que todo en el país sería paz y amor, ayer con lo sucedido en Bogotá, se dio un duro golpe que nos regresa a la realidad de lo que es el país, de lo que somos. Era indignante y repudiable ver los videos que circularon por redes sociales, en donde a palos, agredían a policías y personal de la alcaldía, ¿hasta cuándo vamos a seguir en las mismas?
Por otro lado, sumado a la violencia que se vive 24/7 por todos los rincones de nuestro territorio, hay otra realidad que es preocupante y que nos plantea un panorama oscuro, el económico.
La trepada histórica del precio del dólar, tiene a los analistas y expertos con los nervios de punta y por ende a todos; porque si bien es cierto el mercado internacional se ha visto seriamente afectado por el conflicto entre Rusia y Ucrania, y la devaluación ha tocado a todo el mundo, si hay aspectos internos que han contribuido negativamente al alza, por ejemplo: la falta de claridad y contundencia con lo relacionado a temas como la política minero energética y un posible control de capitales.
La defensa del presidente a los planteamientos de la ministra y viceministra de Minas y Energía de no contratar más exploración y hacer una transformación energética que se ve poco gradual, tiene al mercado internacional nervioso y poco confiado sobre la economía de Colombia. Prueba de ello es que la depreciación promedio en la región ha sido del 5,4% y en Colombia del 12,8%, los factores internacionales explican parte de la pérdida de valor del peso, pero también influyen considerablemente los internos. De hecho, en lo que va corrido del 2022 la devaluación es del 20,94% y respecto del 2021 es de 27,82%.
Ahora bien, si a lo anterior le adicionamos la propuesta de reforma tributaria presentada por el gobierno, estaríamos ante una inminente recesión que golpearía la productividad, la competitividad y los hogares de todos los colombianos, por la fuerte carga tributaria que quiere imponer.
Finalmente, nos enfrentamos a la otra realidad del país, la que dista de los bonitos discursos y los trinos de Twitter, la que tiene en incertidumbre a miles de empresarios, la que tiene obligado a miles de colombianos a salir del país para buscar una mejor suerte, la que tiene a muchos inversionistas sin confianza y creyendo que sus dineros aquí corren riesgos, en la que los indígenas quieren matar a palos a los policías, en la que estamos inundados de cocaína.
Esa es nuestra cruel y cruda realidad.