¡Muy buen mensaje alcalde!

El clamor de los diferentes sectores económicos que luchan por no desaparecer sus negocios, contrasta con la ola de opiniones a favor de la continuidad de las protestas, que se convirtieron en el escenario perfecto para que algunos promuevan odio, caos, saqueos y pérdidas millonarias, mientras los empresarios se esfuerzan por mantener empleos, pagar salarios, prestaciones sociales, arriendos e impuestos. Si la empatía era la palabra de moda para generar solidaridad en torno a la crisis durante los aislamientos, ahora se convirtió en un insulto, pues es utilizada para agredir a quienes piensan diferente a quienes promueven el paro, o están de acuerdo con los actos vandálicos. No estar de acuerdo con la continuidad del paro, significa para muchos no ser empático al gozar presuntamente de privilegios. Estamos tan polarizados que muchos creen que hay que ser rico para apoyar el gobierno y pobre para considerarse de izquierda; también tienen la creencia que expresar desacuerdo con las protestas a causa de la crisis hospitalaria, lo convierte a uno en un cómplice de todo lo malo que pueda pasar en el país o, que marchar y hacer uso del derecho a la protesta, significa ser vándalo o de izquierda. Qué mal estamos. Algunos sienten que los daños materiales, la anarquía y el caos son necesarios para generar los cambios que creen que el país requiere y la moda de algunos ahora, es apoyar las movilizaciones y el paro para quedar bien y ganar Likes. Recordemos que estamos en época pre electoral y hay más de uno pescando en rio revuelto. Admiro a quienes siempre han sido consecuentes con sus posiciones, las mantienen coherentemente y no se ven aprovechando el momento para generar más división, odio y polarización. Que llevan propuestas y no ataques.
Celebro el último discurso de Hurtado en donde manifiesta las cosas como son e integra a todos los ibaguereños sin sesgos; por un lado defiende la protesta pacífica y por otro, condena a los vándalos defendiendo el legítimo uso de la fuerza en contra de los actos que provocan tanto daño a la economía, la seguridad y la salud de los ciudadanos ibaguereños. Coincido que debemos unirnos, trabajar en equipo, ser optimista y reactivarnos; dejar de un lado el odio, generar oportunidades y evitar provocaciones e incitaciones a cometer actos de vandalismo en la ciudad. Aquí todos somos iguales y tenemos la necesidad de sobrevivir y sacar adelante nuestra vida, que ha sido fuertemente impactada con la llegada del Covid 19, pensar en trabajar y sobre todo en respetar, pues cada uno tiene su creencia y su motivación para apoyar o no el paro.
Admiro a quienes marchan pacíficamente y defienden sus posiciones con respeto, que afortunadamente son la mayoría. Lastimosamente los delincuentes, a pesar de ser unos pocos, provocan mucho daño y es realmente tranquilizante escuchar a un alcalde fuerte y determinado con no permitir que la violencia se apodere de la ciudad, mientras continua con su agenda para reactivar la economía para que haya más empleo, progreso, y se pueda revertir la dramática cifra de aumento de pobreza que se conoció recientemente.
Urge hacer un llamado a la tolerancia, el respeto y la solidaridad, esta última también con quienes mantienen los empleos y necesitan trabajar. Desde el 28 de abril las pérdidas en ingresos en nuestra economía han sido enorme. Con los bloqueos en las vías se pierde alimento, plata, empleos y genera desabastecimiento en las ciudades que causa que los precios suban y, con el caos y el vandalismo, la administración local se vería obligada a decretar de nuevo toques de queda para mantener el orden y al final, perdemos todos. Los empresarios de nuestra ciudad ya no aguantan más cierres, pues vienen de varios cierres por aislamientos obligatorios para contener los contagios y ahora el caos y el vandalismo causó los últimos toques de queda sumados a los que ya vienen en ejecución a causa de la alta ocupación de las UCI. Ya atacaron monumentos, edificios del gobierno, bancos, cajas de compensación, almacenes de cadena, comercio al por menor, ¿qué sigue? Me cuesta pensar que ese sea el camino para lograr avance y desarrollo y por esto es fácil concluir que todo esto obedece a un plan criminal que busca desestabilizar las instituciones. Escuchar los motivos que muchos ciudadanos de a pie tienen para protestar es perfectamente comprensible pues tenemos muchos años de historia por corregir, pero que la causa de la mayoría sea el pretexto para orquestar peligrosos planes que acaben con nuestra débil economía y generen una mayor crisis social y económica, es algo que debemos como sociedad impedir. La empatía que reclaman para justificar el caos y el vandalismo, debería ponerse en práctica y saber que si continúan los cierres y bloqueos vamos a entrar en una situación económica más delicada de la que ya tenemos.
Mientras el gobierno logra la concertación con todos los actores, ¿qué tal si entre los ciudadanos nos comprometemos a invitar al diálogo, respetar la diferencia, influenciar positivamente a todos los que se dejan llevar por sus pasiones e insisten en bloquear calles y generar daños al bien público y privado?
Esta pandemia ha dejado a muchos con enfermedades mentales que requieren atención y por esto no es bueno continuar replicando discursos de odio que promuevan lucha entre clases. Los estereotipos, las creencias y los juicios no nos van a llevar a un buen resultado, por el contrario, nos va a desgastar más como sociedad. ¿Cuántos hasta con su propia familia ha discutido a causa de su posición frente a lo que está ocurriendo en el país?
Cada vida es valiosa, apostémosle a la reconciliación y dejemos de lado los insultos y agresiones para quien no piense igual. Dejemos trabajar a quien quiere hacerlo y aún tiene los medios para continuar su negocio y sigamos apostándole a la institucionalidad, que los entes de control hagan los suyo y sancionen las conductas a que haya lugar y que sigamos enfocados en trabajar sin divisiones, para salvar empleos, capitales y sacar adelante nuestra ciudad.