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Ibagué, Capital Musical de Colombia

Hay que aceptar que por muchos años el tema cultural y especialmente la música no se ha tenido en cuenta y han quedado en renglones de poca importancia para los gobernantes de turno. Por: Andrés Currea.
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Ecos del Combeima
8 Feb 2021 - 15:34 COT por Ecos del Combeima

Este título con el cuál es reconocida en el mundo nuestra ciudad, va más allá de grandes escenarios, de auto denominaciones o de comparaciones y competencias inútiles y hasta ridículas. Nuestra identidad musical y cultural se ratifica con la fuerza de nuestra identidad, y la historia lo narra con la sutileza del reconocimiento justo a una ciudad que por siglos acuna a la música como uno de sus valores más importantes e imprescriptibles. 

Cuenta esa innegable historia que Ibagué fue visitada en el año 1866 por un explorador de origen francés conocido como el Conde de Gabriac, quien también recorrió la Nueva Granada, Ecuador, Perú y Brasil, y durante su travesía logró llegar a Ibagué. En su recorrido, el Conde consignó todas sus emociones en un libro titulado “Viaje a través de América del Sur” y al llegar a Ibagué, se dice que quedó tan impresionado al escuchar las serenatas nocturnas, que escribió en su libro: “En Ibagué les encanta la música”.

Otro hecho que nos erige como ciudad musical fue la fundación del Conservatorio del Tolima, en 1906 y que indiscutiblemente ha sido una de las instituciones musicales más importantes del país. Además, y no menor, es el Bachillerato musical, el cual, desde su creación mediante la resolución N°. 177 del 28 de enero de 1960 fue único en América Latina y se constituyó en el programa que vio nacer grandes músicos que posteriormente pasaron a integrar las orquestas sinfónicas y filarmónicas en el país y en el exterior.

Luego de este pequeño vistazo al pasado y con la realización de eventos musicales de importancia nacional e internacional como el Festival Folclórico Colombiano, el Festival Nacional de la Música Colombiana, el Festival de duetos Príncipes de la Canción, el concurso de composición Leonor Buenaventura, el concurso Cantalicio Rojas, Ibagué ciudad Rock, entre otros, es necio discutir sí Ibagué es o no la ciudad musical de Colombia. 

Hay que aceptar que por muchos años el tema cultural y especialmente la música no se ha tenido en cuenta y han quedado en renglones de poca importancia para los gobernantes de turno. En 2010 Ibagué fue reconocida y a través de Ministerio de Cultura, se registró la marca Capital Musical, hecho que refrescó nuestro título y permitió mejorar el apoyo al sector. Infortunadamente por las diferencias políticas de quienes se sientan en el palacio amarillo, el tema se enfrió a tal punto que la crisis en el sector musical ha sido evidente y preocupante por demás. Inversión, escenarios, apoyo, formación y proyección son algunos de los aspectos que se quedaron varados en el tiempo.

Sin embrago, y a pesar del atraso, el presente dicta otro camino y se avizora el pago de esa deuda histórica que se ha tenido con la cultura y la música. Como pocas veces ocurre los gobiernos departamental y municipal han aunado esfuerzos para rescatar nuestra identidad musical y han puesto en marcha políticas culturales de alto impacto a mediano y largo plazo. La apuesta cultural es una de las más importantes, así como se ha hecho con el deporte, que por décadas han sido los sectores más olvidados y poco apoyados, pero que irónicamente son los que nos han dado mayores alegrías y orgullo. 

El reto es grande, y como ciudadanos esperamos que nuestros gobernantes no sean inferiores a ello y continúen trabajando como lo vienen haciendo, de la mano y con la voluntad de llevar a lo más alto nuestro valores autóctonos e inmateriales que finalmente son los que nos forjan la identidad y nos hacen orgullosos de ser ibaguereños y tolimenses.

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Las festividades de San Juan y San Pedro acaban de culminar en el Tolima, y aunque la alegría aún resuena en las calles de Ibagué, es el momento ideal para pasar de la celebración a la reflexión.

La creación de la Corporación del Festival Folclórico Colombiano es ya una necesidad. Pero debe ser concebida como un organismo plural, democrático y participativo, alejado de intereses políticos o burocráticos, y centrado en dar voz real a los artistas, portadores de saberes y creadores del alma del Festival.

La ciudad requiere grandes transformaciones, y no debates de puestos y nombramientos que en nada le aportan a la ciudadanía. Si la alcaldesa sabe leer el momento, seguramente reemplazará a esas personas con quienes tengan ganas de trabajar por la ciudad independientemente de su color o ideología política.

El país no puede seguir indiferente ante esta realidad. No hay reforma más importante que la que hace real el futuro a quienes están hoy atrapados en la desesperanza. Porque si no les damos oportunidades, lo único que quedará es frustración y resentimiento.

Al revisar las cifras, encontramos que Tolima es el segundo mayor productor de algodón en el país. De las cerca de 7.500 hectáreas sembradas anualmente en Colombia, aproximadamente 2.500 se cultivan en nuestro departamento. A pesar de los avances en semillas y tecnologías agrícolas, la productividad aún es baja.

No está lejos, toca seguir avanzando, y en esa mejora continua, llegar al ¨Top 10¨ de los departamentos más productivos y competitivos.

¿De qué sirve inaugurar una obra millonaria si no funciona? Esa es la pregunta que muchos ibaguereños nos hacemos ante el fallido estreno del acueducto alterno, una mega obra que prometía liberarnos de los constantes cortes de agua y la dependencia exclusiva del río Combeima.

¡Lo volvió a hacer! El representante a la Cámara, Gerardo Yepes hace méritos para obtener el título de indisciplinado del año al interior del partido Conservador.

¿Cómo es posible que, a pesar de contar con presupuestos, políticas y documentos que advierten sobre la importancia de tomar medidas, aún no tengamos campañas bien estructuradas para reducir el consumo de agua?

Hemos sido engañados, por altos estamentos nacionales quienes desconocen y pretenden minimizar las grandes falencias de este “antisistema de salud” fundamentado sobre la intermediación financiera.