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¿Por qué la vacuna contra la Covid-19 debe ser gratis?

Cuando se empezó a ver la carrera mundial de la comunidad internacional y las grandes farmacéuticas por invertir grandes cantidades de recursos para lograr una vacuna que inmunizara a la población frente al virus SARS-CoV-2, Colombia entró en una disyuntiva grande.
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Ecos del Combeim
30 Nov 2020 - 12:39 COT por Ecos del Combeima

Nunca nos habíamos enfrentado a una situación como esta, y precisamente no existía una normativa favorable para que los altos servidores del Estado tomaran decisiones sobre compra directa de vacunas. Si bien la Sala de Consulta y Servicio Civil del Consejo de Estado dictaminó que los dineros que no fueran de la salud podrían usarse para la compra de vacunas, no existía un piso legal claro que permitiera que el país adquiriera elementos para inmunizar a la población sin temor a incurrir en un detrimento patrimonial, en tanto para poder tomar un lugar en la fila y no quedarnos de últimos, necesitábamos poder hacer inversiones a riesgo. 

El eje central de nuestra Ley de Vacunas para Todos entonces recae principalmente en la creación de un marco normativo que permitirá al país ponerse en la fila por las vacunas. El segundo eje principal es la determinación de que las vacunas serán gratuitas para los colombianos a los que se les aplique. Estos ejes van encaminados a un solo objetivo: que todos los colombianos se vacunen contra la Covid-19.
¿Y por qué gratuidad? Porque la enfermedad generada por el virus del SARS-CoV-2 se está llevando casi 200 colombianos diariamente, para a hoy lunes 30 de noviembre de 2020, haber apagado la vida de casi 37.000 compatriotas. La vacuna debe ser gratis porque no debe haber barrera económica para el acceso a esta en una situación tan dura como la que está viviendo el país con cifras de desempleo que promedian el 20%. La vacuna debe ser gratis porque 37.000 familias colombianas están sufriendo por la pérdida de sus hijos, padres, abuelos, hermanos, tíos, primos, nietos, etc. La vacuna debe ser gratis porque será la única manera de reactivar verdaderamente la vida y la economía en nuestro país, y porque será la que nos permita volver a la normalidad.

Nuestro proyecto consideraba esta gratuidad desde el principio. No obstante, en el primer y tercer debate en Comisiones Terceras, que se realizó de manera conjunta por el trámite abreviado que permitió el mensaje de urgencia otorgado por el Presidente Iván Duque; varios congresistas introdujeron un cambio: que fuese cobrada para los estratos 5 y 6.

En mi opinión esto no debía ser así. Las vacunas, y sobre todo las que se conciben para situaciones de emergencia tan graves como la de una pandemia que tiene confinada a la mitad de la población mundial, no deben discriminarse por ningún asunto. Ni estrato, ni ubicación geográfica, ni raza, ni género, ni nada que se le parezca. En la plenaria de la Cámara de Representantes dimos una discusión amplia sobre esto, en tanto algunos congresistas querían priorizar su aplicación para comunidades en función de su raza o de la categoría de su municipio. La votación demostró los valores democráticos del Congreso, definiendo gratuidad para todos y una priorización que realizará el Ministerio de Salud y Protección Social mediante fundamentos técnicos, la cual ya está planeada para la primera fase: personal de salud, personas con comorbilidades y mayores de 60 años. En conclusión, los más vulnerables al virus y quienes se encargan de cuidarnos y protegernos diariamente, pues la Covid no discrimina. 

El derecho fundamental a la salud, si bien no está concebido como tal en nuestra Constitución Política pero sí en la Ley Estatutaria de Salud, y por muchos años antes de que fuese así fue considerado como un derecho conexo a la vida, comprende que la salud de los colombianos es parte vital del cumplimiento de las funciones del Estado, y que debe cumplir dos principios muy importantes: el de universalidad y el de igualdad. Gracias a la totalidad de nuestros congresistas, del Gobierno Nacional, y en especial a los ponentes de la iniciativa, estos principios se respetaron en nuestra pronta a salir Ley de Vacunas para Todos. Y no solo para esta pandemia, sino, Dios no lo quiera, para las futuras que puedan llegar. 

Hoy los colombianos ya no tienen que preocuparse por si la vacuna les costará independientemente de las cuantiosas inversiones que se deban hacer para su investigación, formulación, fabricación y adquisición. Hoy los colombianos saben que pronto podrán vacunarse sin pensar en cuanto les puede costar, y que podrán volver a la normalidad prontamente. Hoy la disyuntiva ya no es si seremos el último país del mundo en recibir vacunas, sino qué colombianos se van a vacunar de primeros y cuáles de segundos. Hoy los colombianos pueden tener una tranquilidad más gracias a la Ley de Vacunas para todos.

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El país no puede seguir indiferente ante esta realidad. No hay reforma más importante que la que hace real el futuro a quienes están hoy atrapados en la desesperanza. Porque si no les damos oportunidades, lo único que quedará es frustración y resentimiento.

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