¿Y dónde están los ´cacaos´ de Ibagué?

Si la extrema situación que vivimos hoy en Ibagué por cuenta del covid-19 se hubiera presentado hace 40 años, muy seguramente los protagonistas y los líderes buscando alternativas de todo tipo, serían las personas más influyentes en lo intelectual, económico-empresarial y político de la ciudad. No podemos llamarnos a engaños, a pesar de que en esa época no era famosa la “responsabilidad social”, pero si algo sabían estos líderes, era interpretar y apersonarse de los retos y desafíos que le llegaban a la ciudad. Claro ejemplo: los Juegos Nacionales de los años 70, reconocidos por la unión de esfuerzos y la concertación de lo público y lo privado que lograron una reactivación económica sin precedentes. Contrastarlo con las fallidas justas del 2015 se convalida el refrán; todo tiempo pasado fue mejor.
La Donatón “Bogotá solidaria en casa” con amplia difusión, con una meta de recaudo de 24 mil millones y un resultado final de más de 51 mil millones, recursos destinados a población vulnerable en la capital de la República, atención en implementos y adecuación en salud, con motivo del covid-19, es una clara muestra de que las empresas poderosas, los empresarios con mayor capacidad económica, y las personas del común se meten la mano al bolsillo y se solidarizan con la ciudad que tanto las da y les beneficia, retornando de forma humanitaria la inversión, las utilidades y el amor por la casa a la que consideran propia.
La pregunta del millón: ¿Tiene Andrés Fabián Hurtado la credibilidad y la confianza ante la opinión pública para emprender una jornada con similares características a la Donatón de Bogotá? No es fácil la respuesta. Porque los grises de la contratación de los kits alimentarios y de aseo, donde ya la Contraloría General de la República halló sobrecostos, están empañando las anticipadas y buenas acciones que pudo emprender el mandatario al inicio de la llegada del virus a la ciudad. Sumado a ello la actitud desafiante y nada humilde a la hora de reconocer que se equivocó violando las medidas y restricciones de la cuarentena, que ya lo tienen dando su versión ante la Procuraduría General de la Nación, y de paso, arrastrando mala imagen entre sus gobernados.
¿Existen en Ibagué grandes empresas dispuestas a contribuir con recursos para conjurar la miseria y el hambre que se apoderará de las zonas más vulnerables de la ciudad? En la capital musical, mal contados pueden visualizarse una docena de empresas o personas de la región catalogadas como ricas, le siguen las más acomodadas y finalmente las que viven con lo necesario, con todas ellas, se puede liderar una campaña para que independientemente de los recursos del Estado, se cree un fondo permanente de ayudas, teniendo en cuenta que pasados 30 días de confinamiento las familias más necesitadas o con mejor suerte, sólo han recibido un mercado, abastecimiento que es insuficiente, si tenemos en cuenta que las medidas y las restricciones se han ido alargado y podrían extenderse hasta el 30 de mayo.
Ya se leen en las noticias las escaramuzas y protestas en algunos sectores y barrios de la ciudad, porque el hambre y la necesidad están sacando las gentes a las calles, porque al parecer, no han recibido ninguna ayuda alimentaria. Por algunos sectores de la ciudad ya se ve a mucha gente pidiendo limosna, es decir pasamos de la informalidad a la mendicidad. Incluso se habla de intentos de saqueos. Porque a estas personas, aparte del deterioro de la salud mental, se les suma el drama de no tener un plato de comida para llevar a la mesa. Se rumora, no sería extraño comiencen a salir los jóvenes del paro a bloquear las calles de la ciudad.
En medio de esta extraña y difícil situación los tolimenses hemos visto la solidaridad y el apoyo de medianas y pequeñas empresas de la región, así como de varios emprendedores e innovadores, prestos a ofrecer y donar sus productos o equipos para mitigarla crisis de salud y humanitaria que estamos viviendo.
Por eso, es hora de hacer el llamado a los “cacaos” de la ciudad, para que independientemente de estar buscando negocios que den rentabilidad a sus negocios en esta difícil coyuntura, busquen la manera de reunirse con todos los sectores vitales de la ciudad a diseñar estrategias y de hacer el llamado a la solidaridad, entregar “Intere$ante$ aporte$”, y de esta manera retornarle a la ciudad en dinero o en especie, todo lo que sus habitantes les han ayudado a construir y consolidar por tantos años. Así la gente dejará de preguntarse: ¿y dónde están los cacaos de Ibagué?