
Hace más de 30 años el Comité de Gremios del Tolima comenzó sus labores a propósito de la tragedia de Armero, con el ánimo de mostrar la unidad y solidez de los sectores productivos del departamento, que vieron la necesidad de agremiarse, para elevar solicitudes ante el alto gobierno e interlocutar como vocero de las muchas necesidades que se evidenciaron en todos los sectores, con ocasión del desastre natural producto de la erupción del volcán nevado del Ruiz.
Hoy los calamitosos momentos que vive el mundo por cuenta de la pandemia del covid-19, se sienten intensamente en el departamento y por supuesto en su capital, dejando al descubierto la vulnerabilidad de los sectores productivos de la región, así como la indefensión del sector comercio en todos sus órdenes.
En la actualidad el Comité de Gremios del Tolima no pasa por su mejor momento, porque aquellos integrantes que tienen la responsabilidad de asumir un liderazgo, desprovisto de egos, intereses personales, en favor de terceros o políticos, están opacando la verdadera misión del Comité, como es la de lograr objetivos comunes apoyados en la inteligencia colectiva, las experiencias y vivencias de sus agremiados y en total comunión con las administraciones seccional y local.
En el ambiente, al parecer se está evidenciando la poca empatía y escasa capacidad de trabajo en equipo, entre el Presidente del Comité de Gremios; Efraín Valencia y el Presidente Ejecutivo de la Cámara de Comercio; Brayan Bulla, situación que haría suponer fractura en las diferentes acciones que adelanta el Comité. Pareciera que a los dos los embarga un afán de protagonismo y figuración, y por eso cada quién emprende distintas acciones o actividades, pero sin dejar que sus agendas se crucen. Tal situación ha hecho que unos gremios apoyen al Presidente del Comité y otros estén con el Presidente Ejecutivo de la Cámara de Comercio, llevando incluso a resquebrajar las relaciones internas de otros agremiados.
El Comité de Gremios se tiene que empoderar como el vocero ante todas las instancias para hacer conocer la realidad de la economía regional y local, trasladar las propuestas y las voces de auxilio que surgen en momentos tan aciagos, dónde se sabe cuándo comenzamos, pero no cuando terminaremos y para evitar el cierre de empresas y cientos de negocios que dispararán dramáticamente los indicadores de desempleo y pobreza que nos golpean hace rato. Es una incertidumbre sin precedentes, peor aun cuando los anuncios presidenciales mencionan que la flexibilización de las medidas y las restricciones para contrarrestar la propagación del virus, podrían extenderse por otros meses. Semejante panorama desalienta al más valiente y arriesgado empresario.
Las Cámaras de Comercio de Ibagué, Honda y Suroriente, ha liderado acciones con el alto gobierno en solicitud de medidas y apoyos específicos a la comunidad empresarial. Lo propio ha hecho también el Comité de Gremios, pero se advierte que las propuestas de los empresarios y comerciantes, trascienden los pedidos de lo normal, como por ejemplo que sea el estado el que asuma el valor de sus nóminas por el tiempo de la crisis y evitar la mortandad industrial y empresarial que se avecina. Claro está sin desconocer el sinnúmero de medidas que ha adoptado el gobierno nacional, pero la dimensión de la crisis humanitaria y económica es de tal calado, que se quedan cortas.
El papel de los Gremios Económicos necesita trascender el rol de lo normalito e ir más allá de la interlocución, los pedidos y las soluciones, necesarias para restablecer, estabilizar y mantener los niveles mínimos de la económica regional y local. Al menos durante esta etapa de crisis es necesario que el Comité de Gremios asuma un papel preponderante y sus agremiados induzcan a todos los actores a trabajar de verdad y sin agenda oculta en los temas vitales.
Beneficioso resultaría que el liderazgo del Comité de Gremios en este momento histórico, se muestre cooperante y solidario con todos los sectores de la economía, unificando y simplificando esfuerzos con estrategias y actividades conjuntas, utilizando las herramientas de la tecnología para mantener canales efectivos y asertivos de comunicación, que permitan conocer en detalle las cifras y la situación de cada sector, para avizorar resultados o consecuencias en un futuro cercano. Interesante el trabajo que adelantan en las actuaciones circunstancias, gremios como Fenalco, la Andi, la Cámara de Comercio, e incluso esta casa radial, que estimulan a través de conversatorios, conferencias o charlas de expertos; la pedagogía, la sensibilización y la capacitación.
Como experiencias a imitar, el buen ejemplo que en otras regiones demuestran la solidez y prestancia de sus fuerzas empresariales. En ese orden de idas el Tolima necesita líderes visionarios, que generen credibilidad, preparados y con impecables hojas de vida, que puedan sin restricción alguna, abordar o pronunciarse en asuntos del ámbito público o privado que puedan llegar a afectar la calidad de vida y los intereses de la gente o la imagen de la región. Por ejemplo temas de posible corrupción. Ante ese pecado mortal y menos en tiempos que requieren de tanta sensibilidad humana, se puede guardar silencio.
La coyuntura está dada como la oportunidad de recuperar el liderazgo del Comité de Gremios, justo en el momento en que la creatividad y la inventiva se disfrazan de tragedia e incertidumbre.