Los mitos y realidades de ser un buen vividero: segunda parte

A finales de 2018 la Red de Ciudades Cómo Vamos realizó una encuesta a más de 14.000 habitantes en 11 ciudades capitales (dentro de las que se encuentra Ibagué) y 7 municipios y los resultados se dieron a conocer en el primer trimestre de este año. El ranking de las mejores ciudades para vivir en Colombia en 2019 lo encabeza Medellín, seguido por Manizales, Barranquilla y Bucaramanga, ciudades donde los habitantes valoran positivamente variables como la salud, la educación, la seguridad y la movilidad.
Para muchos habitantes de Ibagué el clima y la posición geográfica hacen de esta ciudad un buen vividero, pero estas cualidades no son suficientes para meternos en el ranking de las mejores. Medellín tiene un clima similar pero como ciudad tiene grandes diferencias, por ejemplo, hay un alto sentido de pertenencia de los ciudadanos por los espacios públicos y el equipamiento urbano, dicha apropiación hace que los habitantes cuiden los parques, las plazas, las calles, los separadores, entre otros. La capital antioqueña cuenta con transporte masivo e infraestructura para transporte motorizado y no motorizado, lo que permite a todos los ciudadanos movilizarse.
Es tal la inversión social y la integración que ha logrado esta capital, que las comunidades más vulnerables cuenten con vías de acceso, parques, bibliotecas, centros modernos de salud, educativos, dotación de polideportivos, y transporte masivo de calidad. Estos son el tipo de demandas que los ciudadanos deben hacer a sus gobernantes, pensando en que Ibagué no solo goce de buen clima y buena posición geográfica, sino que además sea una ciudad bandera.
El empoderamiento ciudadano y el cambio de visión que tuvo Medellín a finales de los noventas, después de sufrir profundamente los efectos del narco terrorismo, hacen que hoy sea considerada no solo nacional sino mundialmente como una de las metrópolis más innovadoras. Ese mismo empoderamiento y cambio es el que debemos tener los ibaguereños, los ciudadanos debemos dejar nuestra posición de víctimas y empezar a ser actores de la transformación para tener una verdadera calidad de vida que haga de esta ciudad el mejor vividero de Colombia.
Es el momento para que entre el gobierno local, el sector privado, los gremios, la academia y la ciudadanía se cree un equipo que trabaje de manera mancomunada por atacar las cifras en las que nos rajamos y convertir esos indicadores negativos en positivos. Tenemos que arriesgarnos, apostar por la ciudad, por sus habitantes y sus emprendimientos, creer más en nosotros, en la localidad, pero siempre teniendo como norte el crecimiento, el desarrollo y el mejoramiento de las condiciones de vida.
Por: Alba Lucía García S.
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