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Agroturismo, identidad y futuro para el Tolima

Esa riqueza, sin embargo, no siempre se traduce en bienestar: nuestros productores siguen enfrentando precios bajos, intermediación abusiva y pocas oportunidades de progreso. En más de una ocasión he protestado por esos infortunios que golpean la vida rural.
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31 Ago 2025 - 19:39 COT por Omar Julián Valdés Navarro

En este espacio de opinión he insistido en la importancia de ciertas cadenas productivas que son vitales para el Tolima. Siempre hablo de esa tierra que nos da café, arroz, frutas, maíz y que, además, sostiene una tradición agrícola y ganadera de generaciones. Pero también recuerdo al Tolima de las historias campesinas, de hombres y mujeres que, con sus manos curtidas por el trabajo, han cuidado por siglos los paisajes, las lagunas, las montañas y las praderas que hoy admiramos verdes y fértiles. Esa riqueza, sin embargo, no siempre se traduce en bienestar: nuestros productores siguen enfrentando precios bajos, intermediación abusiva y pocas oportunidades de progreso. En más de una ocasión he protestado por esos infortunios que golpean la vida rural.

En los últimos días me ronda una idea: ¿y si buscamos una cosecha distinta? Una que combine la producción agraria con la cultura, con el esfuerzo campesino y con ese motor enorme de la economía, pero articulado al paisaje, la aventura y la necesidad de desconexión que muchos buscan para huir del caos de la ciudad. De allí nace el agroturismo como una alternativa real para transformar la economía rural. Y es necesario dejar atrás la visión reducida que lo limita a abrir fincas al público, ofrecer recorridos por cafetales o montar un glamping a medio millón de pesos la noche. El verdadero valor está en otro lugar: en reconocer lo que somos, en dar relevancia cultural y económica a nuestra producción, en permitir que visitantes nacionales y extranjeros conozcan cómo se cultiva el café, cómo se cosecha el arroz o cómo se produce la panela, mientras disfrutan de nuestros paisajes y de la calidez de la gente. Solo así podremos ofrecer experiencias auténticas que, con el tiempo, se multiplicarán y darán un valor adicional a lo que significa el agroturismo.

Resulta paradójico que un departamento tan diverso como el Tolima, con todos los pisos térmicos y con una riqueza cultural tan amplia, aún no viva un auge turístico como el de otras regiones. Municipios de cordillera, tanto en el norte como en el sur, tienen todo para sumarse al Paisaje Cultural Cafetero y mostrarle al mundo cómo se produce el mejor café. También están nuestras joyas naturales: Santa Isabel y Murillo, con sus páramos, aguas termales e infraestructura que evocan esa Colombia del pasado. Y no podemos olvidar a Ambalema, con sus casas coloniales y sus paisajes de arrozales que contrastan con la montaña. Incluso allí tenemos un parque dedicado al arroz que muy pocos se animan a visitar.

En una conversación reciente sobre este tema, alguien afirmó con acierto: “El agroturismo no es solo negocio: es identidad y sostenibilidad”. Y estoy convencido de ello. Un nuevo renglón de la economía rural está por abrirse, y ese es el turismo ligado al campo. Pero no se trata de venderle a los finqueros la ilusión de hacerse ricos levantando un par de cabañas. Es mucho más profundo: requiere formación, acompañamiento, diseño de ofertas sólidas y apoyo para construir proyectos que puedan competir en el mercado.
Por eso, a quienes se interesen en este camino, les digo: no dejemos solos a los emprendedores. Esto no es “salir por salir”, sino mostrar lo mejor del Tolima: nuestra cultura, nuestra identidad y nuestra gente. El turismo debe ser, sin duda, la nueva cosecha del Tolima.

Tags: Tolima Turismo