Líbano, capital cafetera hace 50 años

Época de gloria para la economía colombiana, y de alguna manera también para los caficultores, a quienes se les retornaba parte de ese buen precio que pagaba el mercado internacional. En esa época, según informes económicos del Banco República por el café se pagaba entre US$3,25 y US$3,70 libra, donde tan solo US$0,90 retornaba al caficultor, el resto pasaba al Fondo Nacional del Café como un ahorro para los cafeteros.
Parecía una fórmula desequilibrada, pero al final fue la Federación Nacional de Cafeteros quien asumió un papel preponderante en el desarrollo económico nacional invirtiendo en vías secundarias y terciarias, escuelas, puentes, electrificación rural y la misma tecnificación de cultivos.
Hoy esos buenos precios internacionales del café colombiano, no es fruto de unas heladas en Brasil como en aquella época, es un verdadero reconocimiento a la calidad de nuestro café, variedad y condiciones de producción; aunque bien podría darse nuevamente esa coyuntura, ahora por cuenta de unos aranceles insostenibles impuestos por EU para el mismo Brasil como el mayor productor de café del mundo. Mercado norteamericano que consume el 40% de nuestra producción nacional.
Nos hemos ganado ese derecho y debemos ejercerlo. Por ello la Feria Internacional del Café 2025 en Líbano Tolima, luego de 50 años de haber brillado internacionalmente y haber puesto en alto la calidad del café colombiano, y algo más si consideramos que sobre los años 1930 el Líbano ya tenía siete trilladoras de café, de las cuales dos eran extranjeras -Von Mellenthin y la compañía alemana Hanseática- puesto que sus tierras ricas en agua y llenas de nitrógeno como de azufre, macronutrientes esenciales para la almendra y la pulpa de café, las han hecho muy especiales.
Capital cafetera con tradición exportadora que hoy retoma la Gobernación del Tolima para reenviar un mensaje inspirador con aroma de esperanza para todo un territorio cuya fortaleza es precisamente su potencial agroalimentario, que bien podría con otros productos como el arroz, frutas y hortalizas, desarrollar esa misma estrategia transformadora que ha venido realizando con el café, que soportado en todo un apoyo institucional, escuelas de formación y mercadeo, sostiene dignamente cerca de 64.000 familias tolimenses de las 552.000 en todo el país.
Productores locales y compradores internacionales se verán allí en el Líbano, en la Feria Internacional 2025 donde seguro se batirá record en ventas y se conseguirá precio record en subasta, sirviendo de escenario para entender la nueva estrategia que la Federación Nacional de Cafeteros planteará a los cultivadores, cambiando el modelo de compra de café pergamino por la compra de producto en cereza, tal como se recoge de las plantas. Todo ello con el propósito de alcanzar mayor sostenibilidad, calidad y rentabilidad, tanto para el productor como para la cadena en sí.
Será entonces el Líbano, sede de la Feria Internacional del Café 2025, el lugar para descifrar lo planteado por la institucionalidad cafetera, pues será un giro de 180 grados, donde se pretende cambiar esa dinámica comercial, para que todo gire en torno a lo que quiere el consumidor y no lo que produce el caficultor, y se explique allí cómo se mejoraría bajo ese esquema el nivel de ingresos de los caficultores y cómo impactaría el medio ambiente, pues ya el BID advierte que en los próximos 50 años se estaría reduciendo el área apta para la caficultura en un 50% en todo el mundo.
Así que después de 50 años de la bonaza podría ser la misma capital cafetera, hoy sede de esa III Feria Internacional, quien sirva de modelo para avanzar en la estrategia de cafés especiales como en la nueva propuesta institucional de aprovechar la pulpa y el mucilago de café en la producción de etanol, tal como ya lo viene haciendo una multinacional en Antioquia a través de una planta especial de destilado.