Sobre la carta de Luis H.

Quienes crecimos en Ibagué sabemos de la importancia que tiene el Parque Deportivo y las piscinas de la 42 para los ibaguereños. No solo por su historia, y lo que representan, sino porque en la ciudad, incluso a hoy, seguimos careciendo de escenarios deportivos en comparación con otras capitales del país.
El sonado caso de corrupción de los Juegos Nacionales de 2015, además de dejar a los deportistas ibaguereños sin sus escenarios emblemáticos durante largos años, marcó un hito negativo en la administración pública y una herida que poco a poco ha ido sanando con las entregas de las obras y la recuperación de estas luego de la intervención de dos alcaldes distintos. El Parque Deportivo fue entregado casi en su totalidad a excepción de la popular piscina de olas, y hasta hace muy poco, las piscinas de la calle 42 también fueron entregadas para el goce y disfrute de los tolimenses.
Sin embargo, no puede pretender el exalcalde Luis H. Rodríguez desligar la responsabilidad que tuvo como primera autoridad del municipio en el desfalco, como lo hizo recientemente a través de un comunicado que se hizo público en los medios de comunicación, y en donde trasladó toda la responsabilidad a otros, especialmente al abogado Orlando Arciniegas. Además de pedir perdón a los ibaguereños, Luis H. manifestó que confió en las personas equivocadas, y a su vez, confesó haber recibido como soborno 70 millones de pesos, dinero que según el ya devolvió. Es ahí donde se evidencia la primera contradicción del escrito. ¿Si Luis H. pensó que todo era tan transparente, por qué recibió esa coima de manos de Orlando Arciniegas?
Que Arciniegas haya sido el cerebro de todo lo que pasó alrededor del caso es algo que se ha dicho hasta el cansancio. No obstante, ello jamás eximirá de la responsabilidad a Luis H. porque el alcalde era él. Fue quien firmó, fue quien avaló, y fue quien se equivocó escogiendo sus asesores, y, sobre todo, omitiendo la denuncia cuando se percató de que había irregularidades. Contrario a la propia confesión, Luis H. recibió los 70 millones mientras pasaba todo lo que hoy sabemos que pasó.
Es cierto que el exalcalde, y quien cuando se le preguntó sobre la debacle que apenas empezaba quedó grabado para la posteridad con un: “ni yo me voy a morir, ni la ciudad se va a acabar”, ha pagado física y moralmente por el asunto. Está preso, su vida cambió, y su familia se vio afectada e incluso tuvo que salir de Ibagué. Sin embargo, el comunicado publicado en lugar de darle algo de redención, terminó generando mayor indignación en la ciudadanía.
Hoy cuando han pasado los años, y han emergido otros actores políticos en la región, es necesario no perder de vista, que cuando el pueblo elige a un gobernante, no solo le entrega su confianza y su voto, sino sus recursos y la de todos sus conciudadanos. Las responsabilidades por omisión también son responsabilidades, y quien tiene el poder no solo tiene el poder para mandar, sino también la decisión de rodearse de los mejores, de los más transparentes, idóneos, y, sobre todo, de quienes sean capaces de criticarlos y no solamente ser un comité de aplausos. Alcaldes, gobernadores, gerentes, lideres: rodéense de aquellos que tengan el carácter de criticarlos cuando ustedes se equivoquen, porque son ellos, quienes verdaderamente le están cuidando la espalda.