La cultura ciudadana emerge como un concepto clave en la intersección entre la vida cotidiana y la gestión pública, refiriéndose al conjunto de prácticas, normas, valores y símbolos compartidos que facilitan la convivencia armónica en el espacio urbano. Este enfoque va más allá de la simple adhesión a las leyes y reglamentos; se trata de fomentar una conciencia colectiva que promueva el respeto mutuo, el cuidado del entorno común y la participación activa en la vida comunitaria. En este sentido, la cultura ciudadana se convierte en una herramienta poderosa para abordar desafíos sociales complejos, al incentivar comportamientos que contribuyen al bienestar colectivo y a la calidad de vida en las ciudades.

La formulación de una política pública de cultura ciudadana es, por tanto, un empeño estratégico que busca instaurar y promover estos valores y prácticas en la sociedad. Una política de esta naturaleza implica no solo el diseño de marcos normativos y regulatorios que orienten la conducta ciudadana, sino también la implementación de programas educativos, campañas de sensibilización y espacios de participación que alienten a los ciudadanos a adoptar una actitud activa y comprometida hacia su comunidad. Además, reconoce la importancia de los contextos culturales específicos, adaptando sus estrategias a las particularidades y necesidades locales.

En ese sentido, la iniciativa del concejal Camilo Tavera sobre la formulación de una política pública en cultura ciudadana para la ciudad de Ibagué, constituye un paso significativo hacia la transformación de la convivencia y el bienestar colectivo en la ciudad. Este esfuerzo, alineado con la visión de la Alcaldía de Ibagué y su Secretaría de Cultura, marca el inicio de un compromiso renovado con el fomento de una convivencia armónica, respetuosa y solidaria entre los ibaguereños e ibaguereñas. 

La política pública que se pretende desarrollar deberá abordar los desafíos y oportunidades específicos de Ibagué, enmarcados dentro del amplio espectro de la cultura ciudadana. Para ello, es necesario iniciar con un diagnóstico cultural específico para comprender las dinámicas locales, enfatizando la importancia de la participación ciudadana en la cocreación de soluciones. La transversalidad garantiza que la cultura ciudadana permea todas las áreas de gestión pública, mediante la colaboración entre distintos sectores y niveles de gobierno. Se complementa con estrategias de comunicación para promover valores de convivencia y respeto, y mecanismos de seguimiento y evaluación para ajustar las políticas según sea necesario.

Al abordar la cultura ciudadana desde una perspectiva de política pública, se subraya el rol del gobierno en la promoción de una convivencia social más justa y equitativa, pero también se destaca la responsabilidad compartida entre el Estado, la sociedad civil y los individuos. Así, una política pública en este ámbito se convierte en un vehículo para la transformación social, al buscar no solo modificar comportamientos, sino también construir un sentido común de pertenencia, respeto y solidaridad entre la ciudadanía. Este esfuerzo colectivo es fundamental para enfrentar los retos de la vida urbana contemporánea y para construir comunidades más resilientes, inclusivas y pacíficas.

Greis Cifuentes PhD 
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