Ninguna camilla resistía el peso de Óscar Vásquez Morales para sacarlo cargado de su habitación en una humilde vivienda del sur de Palmira. Una camilla convencional puede soportar hasta 150 kilos de peso y el vallecaucano pesa 400, es decir, casi media tonelada, lo mismo que suman cinco hombres juntos.

Ante la situación, el capitán William Moya, comandante del Cuerpo de Bomberos de Palmira, dispuso un operativo con 20 de los 120 hombres del organismo de socorro, además de un carro de bomberos y una ambulancia.

La idea era llevarlo a la clínica privada Nuestra Señora de los Remedios, en Cali, para comenzar a ‘rescatar’ a Óscar de su obesidad mórbida, que le impide moverse por sí solo.

Ante el riesgo de muerte, el creador de la fundación antioqueña Gorditos de Corazón, Salvador Palacio, le tendió la mano a Óscar para empezar un tratamiento con nutricionistas, psicólogos y médicos que le permitan disminuir de peso.

Siendo recursivos, el capitán y sus hombres improvisaron una camilla extendiendo una carpa y utilizando unas varillas para poder cargarlo hasta la ambulancia y llevarlo hasta el hospital.

Un problema de infancia

“Cuando toda mi familia sale de paseo, yo me quedo solo, porque no puedo moverme, pero me gustaría aunque fuera caminar un par de cuadras para visitar a mis hermanos”, dijo Óscar, de 44 años y quien tiene que mandar a hacer su ropa, porque superó las tallas comerciales.

Hasta hace dos años, el palmirano daba pasos cortos, mediante un caminador; pesaba 350 kilos. “Ahora, para ir al baño, tengo que levantarme de la cama con la ayuda de mis familiares”, dice refiriéndose a sus hermanas Consuelo, Nancy y Leonor, y a su cuñado Luis Cuartas y sus sobrinas Lina Lorena y Juliana Alejandra González.

Según Óscar, desde niño ha sido gordito. En 1988, a los 17 años, ya pesaba 120 kilos. “Y todavía podía jugar fútbol porque me gustaba”, cuenta. Ese año murió su papá de un infarto y se retiró de estudiar. Y al año siguiente, fue su madre la que murió, también de un infarto.

“Yo estaba con ella en una galería de mercado y la vi morir. Sentí mucha impotencia”, recordó Óscar, quien cayó en una profunda depresión que lo llevó a ser un consumidor compulsivo de comidas rápidas y carbohidratos.

Salvador Palacio se interesó en el caso de Óscar porque “necesita ser rescatado y ese rescate empezó hace un mes cuando fue sacado con ayuda de los bomberos para trasladarlo a la clínica de Cali”.

Palacio indicó que su fundación recibe al año unas 4.300 solicitudes de colombianos con problemas de obesidad. Actualmente, los profesionales de Gorditos de Corazón ayudan a 2.000 personas con sobrepeso entre unas 200.000 que pueden sufrir esta enfermedad en todo el país, de acuerdo con la Asociación Colombiana de Obesidad y Cirugía Bariátrica (Acocib).

En el caso de Óscar, “se está buscando la manera de que la Nueva EPS, a la que está afiliado, le cubra el tratamiento. Él es una de las personas que necesitan atención porque hay riesgo de muerte”, dice Palacios.

Para mejorar, Óscar tendrá que someterse a algunas intervenciones. El cirujano bariátrico Juan Carlos Castillo le explicó durante el chequeo médico en Cali que el proceso para ayudarlo tendrá que ser de tres fases. La primera, la implantación de un balón gástrico; luego, con una manga gástrica y, finalmente, un bypass gástrico.

“Inicialmente, y antes de cualquier intervención, el paciente deberá perder 25 kilos, para lo cual está siendo apoyado por la Fundación Gorditos de Corazón, a través del acompañamiento profesional y terapéutico, además de los suplementos nutricionales indicados para estos casos”, dijo Palacio.

La obesidad extrema de Óscar ha deformado su cuerpo más allá de cualquier proporción humana. Tantos pliegues en su piel le provocan dolorosas llagas; padece de linfedema severo pélvico y de apnea del sueño.

Óscar está animado y dispuesto por una razón muy fuerte: “Quiero valerme por mí mismo”.

Tomado de El Tiempo (ver nota original)