Indiferencia que duele: el atentado a Miguel Uribe revela la falta de empatía nacional

La reciente noticia del atentado contra el senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay estremeció al país, no solo por el intento de silenciar una voz política, sino también por la reacción de parte de la ciudadanía, donde lejos de generar una muestra de solidaridad, el suceso desató comentarios fríos, despectivos y en algunos casos celebratorios, evidenciando una preocupante falta de empatía frente a una tragedia humana.
Uribe Turbay, quien ha sido una figura visible en el Congreso y aspira a la presidencia, fue víctima de un ataque que lo tiene entre la vida y la muerte. Sin embargo, el foco de la conversación pública no se centró en la gravedad del hecho ni en la defensa de la democracia, sino en cuestionamientos políticos cargados de odio y desinterés por la vida misma.
Expertos en comportamiento social y analistas políticos han advertido que esta reacción evidencia el avance de una deshumanización preocupante en la vida pública del país. La polarización política ha llevado a que incluso actos que deberían unir a la nación, como la condena a un atentado, se usen como herramientas para la burla o el desprecio.

Diversas voces, organismos de derechos humanos y líderes de opinión han hecho un llamado urgente a retomar el respeto por la vida sin importar las diferencias ideológicas. La empatía, recuerdan, es un valor indispensable para una democracia sana y una convivencia pacífica.
El atentado contra Miguel Uribe Turbay debe ser un punto de análisis no solo en términos de seguridad, sino también en nuestra forma de relacionarnos como sociedad. No se trata solo de proteger a los líderes políticos, sino de recordar que la dignidad humana no puede ser sacrificada en el altar de la discordia o usada a desprestigiar a una u otra línea política.