La final del Fútbol Profesional Colombiano disputada el pasado martes en el estadio Manuel Murillo Toro no solo dejó un resultado deportivo adverso para el Deportes Tolima, sino también varios episodios de alteración del orden que opacaron el cierre del torneo en Ibagué.

El conjunto vinotinto y oro cayó ante el Junior de Barranquilla con un marcador global de 4-0, resultado que le otorgó el título al equipo visitante. Sin embargo, más allá del desenlace futbolístico, antes, durante y después del compromiso se registraron enfrentamientos y situaciones de intolerancia en distintas tribunas del escenario deportivo.

Uno de los primeros hechos ocurrió antes del inicio del partido, cuando un hincha del Junior, al parecer infiltrado en la barra del Deportes Tolima, fue identificado y expulsado por los propios aficionados locales, generando momentos de tensión en la tribuna. Aunque la situación no pasó a mayores, dejó en evidencia fallas en los controles de acceso y verificación.

Ya durante el encuentro, se presentaron varias riñas entre hinchas del mismo Deportes Tolima en la tribuna sur, enfrentamientos que obligaron a la intervención del personal de seguridad y alteraron el ambiente en uno de los sectores más concurridos del estadio.

La situación más compleja se registró en los minutos finales del partido, cuando se produjo un enfrentamiento entre hinchas ubicados en la tribuna occidental y miembros de la Fuerza Pública. El altercado fue de tal magnitud que obligó a detener el compromiso durante algunos minutos, mientras se restablecía el orden.

Estos hechos reabren el debate sobre el comportamiento de algunos sectores de la hinchada y la efectividad de los dispositivos de seguridad en eventos de alta convocatoria. Autoridades y organizadores reiteraron el llamado a la tolerancia y al respeto, recordando que el fútbol debe vivirse como una fiesta deportiva y no como un escenario de violencia.