El cierre temporal del restaurante Milla de Oro, ubicado en la calle 60 con carrera Décima en Ibagué, ha generado un grave impacto económico tanto para el establecimiento como para sus trabajadores. Desde el pasado 22 de mayo y hasta el 1 de junio, el lugar permanece sellado por decisión de las autoridades, situación que ha paralizado por completo sus operaciones.

Según John Jairo Herrán, administrador del restaurante, el cierre ha representado pérdidas de aproximadamente 25 millones de pesos semanales, sin contar el perjuicio por materias primas desechadas, cuyo valor asciende a 15 millones de pesos, tras no poder ser utilizadas por la interrupción repentina del servicio. Además, el restaurante dejó de operar durante dos fines de semana clave para sus ventas, incluyendo el puente festivo con eventos programados en el marco del Festival Folclórico.

La afectación también golpea a los 43 trabajadores del restaurante, cuya nómina quincenal asciende a $23 millones, sin incluir parafiscales. “Muchos de mis compañeros se ganan $60.000 diarios por turno. Llevamos 10 días sin poder trabajar ni recibir propinas, y eso nos tiene en una situación crítica”, expresó Joana Bermúdez, una de las empleadas afectadas.

A lo anterior se suma la indignación por lo que el administrador ha calificado como desinformación malintencionada: “Se ha dicho que el cierre obedece a problemas en la cadena de frío o mal manejo de productos, lo cual es falso. Tenemos todas las inspecciones sanitarias al día con calificaciones perfectas”.

El cierre, que se dio tras una medición de ruido cuestionada por el administrador, ha abierto un debate sobre los procedimientos de inspección y las consecuencias económicas que pueden tener este tipo de sanciones, especialmente cuando afectan a decenas de trabajadores y a la cadena de abastecimiento local.