Denuncian presunto maltrato a internos en centro de rehabilitación de Ibagué

Una denuncia anónima ha puesto en el ojo público a la fundación Discípulos de Galilea, ubicada entre los barrios Antares II y Arkalá, en Ibagué. Según el testimonio de una persona que afirma haber presenciado los hechos, en este lugar se estarían presentando presuntos casos de maltrato contra quienes buscan rehabilitarse del consumo de sustancias psicoactivas.
De acuerdo con la denunciante, algunos internos habrían intentado escapar del centro y, al ser encontrados, fueron golpeados por los encargados. En uno de los episodios descritos, ocurrido el 1 de enero en la madrugada, un joven que intentó huir habría sido agredido por el hijo de la dueña del establecimiento y otra persona, quienes presuntamente lo golpearon con puños y patadas mientras estaba en el suelo.
La fuente también asegura haber presenciado otros hechos similares. "Los muchachos se escapan, los buscan y los golpean. Un día vi que llegaron en un carro blanco con un bate y golpearon a uno de los jóvenes que habían atrapado", relató.

Otro aspecto preocupante señalado en la denuncia es la aparente inacción de la Policía. Según la testigo, los uniformados han acudido en varias ocasiones al lugar, pero no han tomado medidas.
"El primero de enero llegó la Policía, pero no hicieron nada. Simplemente entraron, estuvieron allí y salieron con una bolsa de tamales", afirmó. También mencionó otro caso ocurrido hace aproximadamente dos semanas, en el que un joven habría sido devuelto a la fundación con signos evidentes de haber sido golpeado.
Además, la denunciante cuestiona las condiciones del centro y la idoneidad de quienes lo administran. Según su testimonio, los encargados no parecen contar con formación profesional en el área y algunos presuntamente serían personas en proceso de rehabilitación que aún consumen sustancias.
"Las personas que administran o están ahí nunca se ven bien vestidas, no son bien habladas y, según lo que he visto, también consumen", aseguró. Además, señala que el lugar no contaría con la infraestructura adecuada para operar como centro de rehabilitación.
Otro motivo de preocupación es la higiene y el manejo de residuos. Según la denunciante, los desperdicios de comida se arrojan en la vía pública y la basura no se maneja adecuadamente. También menciona que, en una ocasión, al reclamar por esta situación, fue insultada por trabajadores del lugar, lo que le ha generado temor de posibles represalias.

La testigo teme que la situación pueda escalar a un punto más grave e incluso ponga en riesgo la vida de los internos.
"Mi preocupación es que un día maten a uno de esos muchachos. Las familias pagan para que los ayuden a salir de las drogas, no para que los maltraten", expresó la testigo.
Finalmente, la denunciante hace un llamado a las autoridades competentes para que revisen el funcionamiento de la fundación y determinen si realmente cumple con su propósito de rehabilitación. También cuestiona qué entidad supervisa este tipo de centros y si cuentan con las condiciones necesarias para operar legalmente.
Hasta el momento, ni la fundación Discípulos de Galilea ni las autoridades se han pronunciado sobre estas denuncias.