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Se ha copiado el vínculo

Rafael Montaña Zamudio, el ibaguereño que dirige el área médica de Independiente Santa Fe

Su trayectoria profesional también lo ha llevado a las selecciones Colombia masculina y femenina en categorías Sub-17 y Sub-20, donde ha constatado la importancia de la inversión estatal en el fútbol formativo.
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14 Sep 2025 - 8:55 COT por Juan Manuel Díaz Borja

En el mundo del fútbol, los focos suelen estar puestos en los grandes protagonistas: los goleadores, los arqueros, los talentosos que portan la “10” en la espalda, e incluso, en ocasiones, los directores técnicos que con liderazgo conquistan la idolatría de las aficiones. Así ocurrió en Ibagué con el “Chiqui” García, artífice de la primera estrella del Deportes Tolima en 2003, y más tarde con Alberto Gamero y Hernán Torres, quienes dejaron su huella en el equipo pijao.

Pero detrás de los reflectores existe un engranaje silencioso y fundamental: un equipo de profesionales que, desde otros ángulos, aportan sus conocimientos y pasión para llevar a los clubes deportivos al éxito. En ese lugar se encuentra Rafael Montaña Zamudio, un ibaguereño de 46 años, nacido y criado en el barrio Kennedy al sur de la ciudad, quien desde hace 14 años se desempeña como médico del Club Independiente Santa Fe, liderando los procesos de prevención, rehabilitación y recuperación de los jugadores, entre otros.

Montaña y quien lleva con orgullo el nombre de su padre, Rafael, fallecido en 2021, comenzó su formación en el Colegio San Simón, y posteriormente en la Universidad del Tolima de donde se graduó como médico general, complementando sus estudios en Bogotá con una especialización en Medicina del Deporte en la Universidad El Bosque. 

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Su llegada a Santa Fe se dio gracias al doctor Carlos Ulloa, entonces médico del club y de la Selección Colombia, quien descubrió en el ibaguereño disciplina y talento. En 2010 empezó a colaborar con el equipo cardenal, mientras Ulloa concentraba su trabajo en la selección nacional, y un año más tarde, Montaña se vinculó de lleno a Santa Fe, donde ha celebrado momentos históricos como la séptima estrella en 2012, la participación en la Suruga Bank de Japón en 2016 y, más recientemente, el título frente a Independiente Medellín en junio de este año y con Hugo Rodallega como gran figura. Aunque por tradición familiar el médico Montaña apoya en ocasiones al Deportes Tolima, su corazón late por Santa Fe, equipo del que se declara hincha con orgullo.

Lo curioso del caso es que su vínculo con el fútbol no se limita a la medicina. A finales de los años 90 jugó como volante mixto en las divisiones menores del desaparecido Cooperamos Tolima, llegando incluso a disputar la segunda categoría del fútbol colombiano entre 1997 y 1999. Sin embargo, la disolución del club y el compromiso con sus estudios de medicina lo llevaron a colgar los guayos para emprender un camino distinto, pero igualmente ligado al fútbol.

Más allá de los estadios y las concentraciones, Montaña es un hombre de familia. Está casado con María Angélica Granados y es padre de María Lucía y Maríapaz, a quienes considera el motor de su vida. Con ellas disfruta de actividades sencillas como ir al cine, compartir una salida especial o ver televisión en casa. “No es fácil estar dos o tres días fuera cada semana, entre viajes y concentraciones, pero siempre he contado con su apoyo”, confiesa. Así mismo, afirma que le gusta comer de todo, pero si se trata de elegir, prefiere los frijoles o la comida de mar. 

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Su trayectoria profesional también lo ha llevado a las selecciones Colombia masculina y femenina en categorías Sub-17 y Sub-20, donde ha constatado la importancia de la inversión estatal en el fútbol formativo. 

“El progreso del fútbol aficionado depende de fortalecer las escuelas de formación y brindar herramientas adecuadas a los niños. Desde la medicina del deporte, el apoyo es vital: equipos médicos, insumos, dispositivos tecnológicos. Incluso algunos equipos profesionales no cuentan con médico propio. En ese aspecto estamos muy lejos de otros países”, asegura.

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De cara al futuro, Montaña se proyecta en diez años compartiendo más tiempo con sus hijas y su familia, sin dejar de lado las visitas a Ibagué para reunirse con su madre, hermanos, sobrinas y los amigos de infancia con quienes aún juega fútbol y revive viejos momentos.

Para él, lo mejor de ser médico deportivo es trabajar en su “oficina” como el mismo llama a las canchas de fútbol, un lugar que lo ha acompañado desde muy joven y en el que sigue disfrutando cada día del deporte rey en el mundo. 

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