Pasar al contenido principal
Econoticias y Eventos
Opinión
COMPARTIR
Se ha copiado el vínculo

La paradoja laboral de Ibagué; desempleo alto, vacantes sin ocupar y poco emprendimiento

Ibagué ha figurado constantemente entre las ciudades con mayores índices de desempleo en Colombia. En el primer trimestre de 2025, la tasa de desocupación local alcanzó 15,8%, ocupando el cuarto lugar nacional. Esta cifra supone un aumento de 0,8 puntos porcentuales frente al mismo periodo del año anterior.
Imagen
Adriana Matallana
Crédito
Suministrada
Profile picture for user Adriana Matallana
4 Mayo 2025 - 9:02 COT por Adriana Matallana

Paradójicamente, a finales de 2024 Ibagué había logrado una reducción temporal del desempleo hasta 9,9% , saliendo momentáneamente del "top" de ciudades más desocupadas. Sin embargo, el rebote de la tasa al iniciar 2025 evidencia lo arraigado del problema estructural. Hoy se estima que unas 39 mil personas están sin trabajo en la ciudad.

La incoherencia preocupante y que invito a reflexionar es que, pese a estas cifras críticas de desocupación, muchas empresas locales no logran llenar sus vacantes. Sectores claves como la gastronomía, el turismo y la industria textil-confección reportan dificultad para encontrar personal dispuesto a trabajar. Hay ofertas de empleo que quedan vacantes; incluso jóvenes que llegan a ser contratados renuncian a los pocos días, generando una rotación de personal inusualmente alta. Este fenómeno, confirmado por múltiples empresarios, prende las alarmas: Ibagué fue la tercera ciudad con mayor desempleo a nivel nacional en 2024 –incluso con la tasa de desempleo juvenil más alta del país– y aun así las ofertas laborales “no se están aprovechando”.

Los empleadores locales se muestran desconcertados. Aseguran que ofrecen condiciones laborales formales y, no obstante, “no consiguen gente para trabajar”. Algunas voces atribuyen el vacío a un posible desinterés o falta de actitud de la población joven frente al trabajo. Otras hipótesis apuntan a brechas de pertinencia laboral –es decir, a una desconexión entre las habilidades de los aspirantes y los perfiles que demandan las empresas– o incluso a expectativas salariales y de calidad de vida que ciertos empleos locales no estarían satisfaciendo. Lo cierto es que la “fuga” de talento hacia otras ciudades, la prevalencia del trabajo informal y la preferencia por alternativas de sustento diferentes al empleo formal tradicional podrían estar contribuyendo a esta desconexión. El resultado tangible es una alta rotación de personal y puestos sin cubrir que coexisten con miles de ibaguereños buscando trabajo, una imagen que resume una preocupante paradoja laboral.

 

¿Emprendimiento estancado o baja participación ciudadana?

Otro aspecto de esta incoherencia es la escasa participación en programas de emprendimiento a pesar del desempleo elevado. En teoría, una falta de empleo formal podría incentivar a más personas a emprender negocios propios o aprovechar las iniciativas de apoyo existentes. No obstante, en Ibagué la realidad muestra lo contrario: pocos ciudadanos participan en las convocatorias y eventos de fomento al emprendimiento, y a menudo se repiten los mismos nombres en cada edición.

Esta falta de savia nueva en el emprendimiento local refleja un problema de alcance y de comunicación. Ibagué cuenta con diversos fondos, concursos, capacitaciones y ferias desde iniciativas municipales hasta programas nacionales, pero dichos esfuerzos parecen no calar profundamente en la ciudadanía. Muchos potenciales emprendedores quizá desconocen estas oportunidades o no confían en ellas, mientras que otros pueden verse disuadidos por trámites engorrosos o por la sensación de que siempre ganan los mismos. El resultado es un ecosistema emprendedor subaprovechado: pese a la necesidad de generar sustento e innovación, son relativamente pocos los que tocan las puertas disponibles para impulsar sus ideas de negocio.

 

Causas de una paradoja social y económica

¿Cómo se explica esta doble contradicción de desempleo alto con vacantes sin cubrir, y necesidad con poco emprendimiento? Las causas parecen ser multifactoriales y nos enfrentan a desafíos culturales, educativos y económicos de largo aliento.

En primer lugar, existe un desajuste entre la formación del talento local y las necesidades del mercado. Históricamente, Ibagué no desarrolló una base industrial o tecnológica robusta, orientando su economía principalmente al comercio y los servicios (un 83,8% de las empresas registradas pertenecen a estos sectores). Sin embargo, la oferta educativa superior estuvo por años enfocada en carreras de ciencias sociales y otras áreas que no coinciden con esa vocación económica. Ello deriva en profesionales y técnicos con perfiles que no encajan en las vacantes disponibles, o en la necesidad de reentrenamiento para roles específicos. Cuando un empleo ofrecido no se llena, puede ser porque faltan habilidades técnicas puntuales en la fuerza laboral local. Esta brecha de competencias alimenta tanto el desempleo como la frustración de empleadores que no hallan candidatos “pertinentes”.

En segundo lugar, influyen factores de cultura y expectativas. Ibagué ha atravesado periodos prolongados de depresión económica y alta informalidad, generando en muchos ciudadanos cierta desconfianza hacia el empleo formal o hacia la posibilidad de prosperar emprendiendo. Las nuevas generaciones pueden mostrar reticencia a aceptar trabajos percibidos como mal remunerados o de poco crecimiento, prefiriendo a veces esperar mejores oportunidades, migrar a ciudades con mercados laborales más dinámicos o incluso buscar salidas en la economía informal. En paralelo, el espíritu emprendedor no se arraiga de la noche a la mañana: requiere un entorno que lo estimule desde la educación y mediante ejemplos de éxito. En ciudades con ecosistemas emprendedores vibrantes suele haber una cultura que celebra la innovación y la creación de empresa. Ibagué apenas está construyendo esa cultura; aún faltan referentes locales visibles que inspiren confianza en que es posible emprender con éxito desde aquí. Sin esos modelos a seguir, muchos potenciales emprendedores no dan el paso o no perseveran ante el primer fracaso.

Romper esta paradoja requerirá un cambio de chip colectivo más que simples medidas aisladas.

 

Creo en las propuestas para una solución colectiva

La solución a este dilema no recae en un solo actor; es un reto colectivo que demanda coordinación y compromiso de gobierno, sector privado, academia y ciudadanía.

Transformar esta paradoja en una oportunidad: la de reinventar la cultura laboral y emprendedora de Ibagué para que el talento local encuentre su cauce y genere prosperidad compartida. La tarea es de todos, y los beneficios también lo serán.