Recuperan los cuerpos de dos hombres desaparecidos hace más de 20 años en páramo de Anzoátegui

En una intervención humanitaria desarrollada por la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD), dos cuerpos fueron recuperados en zona rural del municipio de Anzoátegui, en inmediaciones del Parque Nacional Natural Los Nevado, en el Tolima.
Esta acción se realizó en el marco de la búsqueda de personas desaparecidas en el contexto del conflicto armado colombiano.
"Esta recuperación, que corresponde a desapariciones registradas a finales de la década de los 90, fue posible gracias a la colaboración de la comunidad. Los habitantes de esta zona de Anzoátegui, como profundos conocedores del territorio, fueron clave para guiar a los equipos de búsqueda hasta los cuerpos de dos hombres llamados Julián y Maicol (Los nombres fueron cambiados por seguridad)", explicó Jeferson Jesid Díaz, investigador humanitario de la UBPD en el Tolima.

Según la UBPD, uno de los desafíos más complejos es lograr que las comunidades que resultaron víctimas del conflicto armado, que tienen tanto miedo de contar lo que ocurrió a causa de la violencia en sus territorios, puedan entender que la Unidad de Búsqueda no busca culpables sino a las personas desaparecidas para aliviar el dolor y sufrimiento de quienes esperan saber hace años lo que ocurrió con sus seres queridos.
«La comprensión de que la información que nos entregan las comunidades es anónima, confidencial y que no puede ser usada en procesos judiciales fue fundamental para que una persona desaparecida oriunda de Planadas, en el sur del Tolima, y otra proveniente del Eje Cafetero ahora inicien el camino para volver al seno de sus familias», destacó Sol Alonso Parra, coordinadora de la Regional Centro de la UBPD.
Una recuperación en zona montañosa y de páramo
Las condiciones geográficas y climáticas representaron un desafío significativo para el equipo de la UBPD que participó en la recuperación de los dos cuerpos.
La intervención se realizó sin recorrido previo, por lo que se basó en la información entregada por la comunidad y en testimonios de personas que hicieron parte de grupos armados no estatales.
El equipo forense se desplazó en mula y caminó durante horas por caminos angostos, con temperaturas bajas y lluvias constantes. Esta recuperación atípica, a 4.000 metros de altura, contó con el apoyo de trabajadores de la zona.
Entre el silencio sobrecogedor del páramo y la espera silenciosa de las familias que se preguntan por el paradero de sus parientes desaparecidos, el equipo forense de la UBPD, conformado por profesionales de diversas ramas, sumaron esfuerzos para resolver esta difícil -pero no imposible- misión.
La travesía duró cinco días y comenzó en Ibagué, con la primera parada en la cabecera municipal de Anzoátegui. Desde allí, el grupo se desplazó a un centro poblado, ubicado a cuatro horas de la zona de interés forense. El equipo atendió la recomendación de subir a lomo de mula para poder efectuar el recorrido.
Por ello, la UBPD se acompañó con un habitante de la comunidad que no solo conoce esta parte de Anzoátegui «como la palma de su mano», sino que, al igual que otras personas de su vereda, había escuchado la historia de dos hombres que estaban inhumados en este lugar.
La reconstrucción de esta búsqueda fue posible gracias a los testimonios que entregaron tres personas que hicieron parte de grupos armados que operaban en la zona. «Fueron ellos con sus aportes quienes nos permitieron crear una hipótesis de identidad de la persona proveniente de Planadas y del potencial lugar de interés forense», reveló el investigador Díaz.
«En el recorrido, que incluyó atravesar varias veredas, enfrentamos a diversos desafíos como galopar por angostos y empinados caminos y luchar en contra de las bajas temperaturas y la constante lluvia, lo que se puso a prueba no solo fue nuestro estado físico, también nuestra capacidad para resolver situaciones complejas con determinación», agregó Díaz.
sta intervención forense generó la oportunidad del intercambio de saberes científicos y los que se adquieren labrando la tierra diariamente. Los buscadores de la Unidad de Búsqueda les explicaron a las personas que ayudaron en la prospección que, aunque aparentemente la actividad consiste en solo extraer tierra con una pala hasta encontrar el cuerpo, en este ejercicio se debe tener un método para no dañar las estructuras óseas.
«Conocer los saberes de la comunidad y su relación con el territorio y el suelo fueron elementos importantes para consensuar un método sistemático e intuitivo que nos permitiera avanzar con la prospección y cavar cada una de las fosas, alcanzando una profundidad cercana a los dos metros», indicó Angie Katherine Sánchez, antropóloga forense del equipo de la UBPD en el Tolima.
Además de los dos cuerpos, en esta acción humanitaria -según lo explicó la antropóloga- se hallaron elementos clave del contexto en medio de la recuperación: uno de ellos inhumado en un ataúd improvisado de madera que estaba acompañado de prendas de vestir similares a un camuflado y otros objetos de uso personal. Además, tenía una sábana y carpa de material sintético, que sirvió como contenedor del cuerpo.
Ante las extremas condiciones, los equipos forenses reconocen que esta recuperación no hubiera sido posible sin el aporte de la comunidad. Los habitantes se convirtieron en sus ‘ojos’ en el terreno y les brindaron hospedaje, datos precisos de la zona e historias que fueron fundamentales para encontrar el punto exacto donde estaban los cuerpos.

Las historias de Julián y Maicol
El objetivo de esta misión era encontrar a Julián y Maicol, desaparecidos por cuenta del conflicto armado. Sus fallecimientos ocurrieron en febrero de 2002 y en mayo de 2003, respectivamente, en zona rural de Anzoátegui, población donde grupos armados no estatales hacían presencia.
Julián, quien se encontraba en Planadas al momento de los hechos, tenía 16 años cuando fue apartado de su familia por un grupo armado. Por su parte, Maicol, de 24 años, proveniente del Eje Cafetero y por decisiones de la vida, terminó viviendo en Anzoátegui.
Ambos, en distintas circunstancias, habrían terminado en la zona de interés forense, debido a que en esa zona estaban ubicados dos campamentos de un actor armado y existía un predio que, por dinámicas inherentes al conflicto, fue adaptado por grupos armados como área de inhumaciones, según la investigación adelantada por la Unidad de Búsqueda en el Tolima.
Este trabajo, en el que también participaron activamente varios residentes de la zona, permitió que la comunidad finalmente conociera, de la mano de la Unidad de Búsqueda, la dura historia de vida de las dos personas que habían desaparecido. Ambos estuvieron por más de dos décadas cerca de un árbol que se mostró prominente desde el primer momento de la llegada del equipo de la UBPD.
Un lugar que no pasaba desapercibido para los residentes, pues hace algunos años una mujer llegaba allí frecuentemente a dejar un ramo de flores, en un acto silencioso de memoria.
Esta acción humanitaria se enmarca en el Plan Regional de Búsqueda Cordillera Central, que cuenta con un universo aproximado de 1.609 personas desaparecidas por el conflicto armado. Ahora inicia un proceso de localizar a sus familias para que, finalmente, puedan darles a sus seres queridos una despedida digna, de acuerdo con sus creencias y costumbres. Es el paso final para cerrar largos ciclos de espera y dar un poco de paz en medio de tantas historias de dolor.
Si usted es un familiar buscador del sur del Tolima o del Eje Cafetero y sabe que su pariente estuvo por última vez en Anzoátegui, comuníquese a la línea telefónica 3162815606.