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Alcaldía
  |   26.Marzo.2023   |   Por:  
Alejandro Rozo

Ibagué necesita un aeropuerto de verdad

Alejandro Rozo
Crédito: 
Suministrada
Velotax
Sin conectividad aérea es prácticamente imposible generar una actividad turística sólida y sostenible.

A pesar de la importante inversión realizada en el acondicionamiento físico del aeropuerto Perales representada en 11.000 metros cuadrados, capacidad para 400 pasajeros en salas de abordaje, oratorio, locales, oficinas, depósitos y una moderna e imponente torre de control, no se orientaron recursos hacia lo esencial y prioritario:  los sistemas técnicos e instrumentos de radio ayuda que permitan el despegue y aterrizaje de aeronaves en condiciones climatológicas adversas. 

Por estas temporadas, los vuelos salen o llegan totalmente llenos a pesar de la onerosa tarifa que se debe pagar por el único destino que se ofrece desde Perales:  Ibagué - Bogotá o Bogotá - Ibagué.  Esta situación es producto de un círculo vicioso que ha afectado la confianza de los usuarios quienes han perdido el interés en utilizar estos servicios, en especial por el incumplimiento de los vuelos a causa de aspectos meteorológicos, el incremento en las tarifas y otras situaciones relacionadas. Por su parte, las aerolíneas poco se interesan por cubrir otras rutas de conexión con Ibagué pues no es interesante el mercado por la baja demanda de tal manera que los viajeros prefieren no pagar semejantes valores y trasladarse vía terrestre a los principales destinos del país como Bogotá, Medellín y Cali. Un trayecto Ibagué – Bogotá – Ibagué que solo dura 20 minutos cada uno, podría estar costando más que un trayecto de ida y regreso a Miami. Sin lugar a duda, esta problemática le resta competitividad al territorio pues muchos empresarios y turistas se abstienen de venir limitando las oportunidades de reactivación y desarrollo económico para Ibagué y el Tolima.

Varios aspectos pueden señalar una ruta a seguir en la solución de esta problemática: un primer paso podría ser el mejoramiento integral del aeropuerto y en segunda instancia convertirlo en internacional que implica crear unas condiciones básicas y acto seguido, generarle un flujo mínimo de pasajeros transportados. En toda región, un aeropuerto es un hito importante, una especie de infraestructura ancla que jalona desarrollo pues en torno a él surgen múltiples actividades económicas empresariales. Ahora bien, una variable crítica a analizar la constituye la población residente en el área de influencia: para el caso del Tolima y gracias a la infraestructura vial del corredor central, es posible estimar cerca de 1.200.000 de habitantes dentro de los cuales existen necesidades e intereses en movilizarse no solo hacia Bogotá sino también con destino a la costa caribe, Valle del Cauca, Antioquia, Santanderes, el Meta y por supuesto destinos internacionales como Panamá y los Estados Unidos. Cabe aquí anotar que emprender un proceso para convertir a Ibagué en un área metropolitana. Este como primer paso para luego dar el salto a conectividad aérea internacional. Estudios de mercado permitirían evaluar los flujos turísticos hacia esas regiones. 

Las soluciones deben ser prácticas y concretas: se debe gestionar e implementar un sistema de radio ayuda ILS, ALS u otro que sea compatible con la realidad del entorno, así como la indispensable ampliación en longitud de la pista de 1.800 metros a 2.300 metros y de 30 a 45 metros de ancho, ideal para recibir vuelos internacionales. El valor total de estas inversiones podría oscilar entre los $40.000 y $50.000 mil millones de pesos. Otra alternativa podría ser construir una pista 5 kilómetros más hacia el oriente, es decir, hacia la zona de Buenos Aires, más alejada de los cerros nororientales de Ibagué, principal obstáculo en términos de seguridad para los aviones que vienen desde la zona noroccidental, especialmente desde Bogotá.

Para concluir, sin conectividad aérea es prácticamente imposible generar una actividad turística sólida y sostenible. Recordemos que se quiere encontrar en el turismo unas posibilidades reales de desarrollo regional, vale decir, que si se quiere también convertir el Tolima en un destino con oferta corporativa (MICE), cultural, agroempresarial y logística es imprescindible la consolidación de conectividad aérea directa. Si no se avanza en esa dirección, el Tolima seguirá dependiendo de regiones como Bogotá y el Quindío que cuentan con infraestructura aeroportuaria en operación. Estas y otras razones, planeadas y ejecutadas adecuadamente, pueden conducirnos pasar de un círculo vicioso a un círculo virtuoso que rompa el estado actual de cosas.

Es fundamental que candidatos a gobernación y alcaldía, establezcan una línea clara en las propuestas de los programas de gobierno frente a la necesidad de tener un aeropuerto de verdad.