La transformación digital no espera… ¿y nosotros aún en ensayo?

Durante los últimos años, el mundo ha acelerado a ritmos vertiginosos su transición hacia una nueva era: la revolución tecnológica. Mientras las ciudades líderes avanzan en inteligencia artificial, transformación digital, automatización e industrias creativas basadas en datos, muchas otras —como Ibagué— enfrentan el desafío urgente de ponerse a tono. Hoy, más que cuestionarnos si estamos avanzando, deberíamos preguntarnos si lo estamos haciendo a la velocidad adecuada.
La llegada de FesTech 2025, espacio tecnológico anunciado recientemente, que para mi; no es solo un evento más en la agenda del Tolima; representa una apuesta concreta por posicionar a Ibagué como un nodo estratégico de innovación tecnológica y desarrollo digital en el centro del país y que debería despertar preguntas necesarias. ¿Qué tan preparada está nuestra ciudad para recibir, incorporar y liderar procesos de innovación tecnológica? ¿Estamos cultivando los talentos adecuados? ¿Estamos creando ambientes que promuevan ecosistemas digitales sostenibles?
Según cifras del Observatorio de Ciencia, Tecnología e Innovación de Colombia (OCyT), el Tolima invierte menos del 0,3% de su PIB regional en actividades relacionadas con investigación, ciencia y tecnología, mientras el promedio nacional ronda el 0,8%. Esta brecha es crítica, sobre todo si se considera que en departamentos como Antioquia o Cundinamarca, estas inversiones ya superan el 1,2%.
Por otro lado, Ibagué presenta una baja densidad de empresas tecnológicas registradas. De acuerdo con Confecámaras (2023), menos del 3% de las nuevas unidades productivas en la ciudad pertenecen al sector TIC. Esto no solo implica un rezago en la generación de empleos calificados, sino también una menor capacidad de competir en mercados globales.
Además, aunque el 64% de los estudiantes universitarios del Tolima se encuentran en programas de formación técnica, tecnológica o profesional, solo un 11% cursa programas asociados a ciencia, tecnología, ingeniería o matemáticas (STEM), según el Ministerio de Educación Nacional (MEN, 2024). Esto indica una alarmante desconexión entre la formación local y las competencias requeridas para enfrentar la transformación digital.
La oportunidad está servida, ¿la aprovecharemos?
La llegada de FesTech 2025, como otros espacios que espero se generen en consecuencia, proyecta al territorio como un espacio abierto al emprendimiento, la educación 4.0 y la transformación empresarial, atrayendo la atención de líderes del ecosistema nacional de ciencia, tecnología e innovación. Esta vitrina representa, más allá del evento, una oportunidad real de conectarse con los desafíos y oportunidades de la nueva economía basada en el conocimiento, yo creo que Ibagué tiene el potencial: cuenta con talento joven, instituciones educativas sólidas y una ubicación estratégica. Sin embargo, es urgente dejar de ver la tecnología como un lujo o una tendencia pasajera, y empezar a concebirla como un eje transversal para la productividad, la inclusión, la cultura y el desarrollo empresarial.
Y para lograrlo, no basta con realizar eventos o instalar laboratorios digitales. Se requiere una visión articulada entre sector público, privado, educativo y social que apueste por políticas de largo aliento, inversión en capital humano, y sobre todo, una ciudadanía informada, empoderada y conectada con el futuro.
El verdadero reto
Creo en los eventos con proyección nacional e internacional en nuestra ciudad, pero al final más allá de grandes objetivos como atraer visitantes o promover la agenda de un evento. Se trata de preguntarnos: ¿Qué pasará después de que se apaguen las luces y se desmonten los escenarios? ¿Estamos sembrando las semillas de una nueva economía o simplemente organizando vitrinas momentáneas?
La revolución tecnológica no va a esperar por Ibagué. Nos toca decidir si queremos ser protagonistas o espectadores. ¿Estamos listos?