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  |   19.Noviembre.2023   |   Por:  
Columnista Alejandro Rozo

De las ideas a los hechos: menos análisis, más acción

Crédito: 
Ecos del Combeima
Velotax
En cierta ocasión conocí a un humilde hombre que se desempeñaba como maestro de construcción y vivìa en una pequeña casa en arriendo compuesta por una habitación, baño y cocina, la cual compartía con su esposa y 4 hijos. 

Este hombre estaba tratando infructuosamente de conseguir una vivienda de interés social para mejorar las condiciones infrahumanas en las que vivía, pero hasta la fecha le había sido imposible. Con algunos ahorros, la ayuda de un familiar y un préstamo logró comprar un lote de terreno de 7 x 9 mts2 en el barrio Modelia de la ciudad de Ibagué. 

Tres años después tuve la oportunidad de ver lo increíble: el lote se había convertido en una enorme casa de 3 pisos donde él y su familia habitaban en el primer piso y tenían arrendados el segundo y tercero. Todo lo había logrado pagando con trabajo o comprando materiales de sobra resultantes de las construcciones en las que había laborado. La necesidad no le dio tiempo de pensar y repensar por lo que queda demostrado que de la necesidad nacen la acción y hasta las oportunidades: demasiada información, conocimiento o preparación académica generan mayor análisis respecto del riesgo y el fracaso.

La parálisis por análisis es un problema común que se vive en entornos sociales, políticos y económicos, presente especialmente a la hora de resolver problemas y tomar decisiones. Seguramente muchos hemos sufrido este tipo de parálisis más de una vez, dando vueltas y vueltas a las cosas sin llegar a tomar una decisión o resolver un problema.

El hecho de analizar algo para tomar una decisión, materializar un proyecto estratégico, idea de negocio, carrera profesional, situación sentimental o cualquier cosa en la que se deba proceder, hace que se evalúen los pros y contras y en ese sentido, la acumulación de información hace que cada vez sea más complejo determinar si se toma o no la decisión correcta o por el contrario todo se queda en parálisis y nada pasa. El ser humano por naturaleza le teme al fracaso por lo que un bajo porcentaje de la población da el paso de tomar una decisión, independiente si esta sea correcta o incorrecta.

La falta o exceso de información, no contar con una buena asesoría, el miedo al fracaso, la sobrecarga de opciones e incluso una personalidad insegura o falta de carácter, son algunas de las causas que limitan la toma de decisiones. En muchas ocasiones los diagnósticos, estudios y análisis terminan en nada; creemos estar sobre diagnosticados cuando en realidad estamos paralizados en un mar de dudas e indecisiones mientras otros avanzan sin poner mayor atención a tantos reparos. 

Cantidades de profesionales y potenciales emprendedores se quedan gravitando en la esfera de estudios de mercado, diseños, modelaciones, tasas de retorno, prefactibilidades o factibilidades que en la gran mayoría de los casos terminan en nada. Necesitamos avanzar sin temor, ser más arriesgados a la hora de emprender proyectos de vida, proyectos de ciudad, proyectos de desarrollo económico, negocios o empresa; debemos ser menos calculadores y más proactivos en hacer y materializar, lanzarnos al agua para salir a flote es una buena opción siempre y cuando estemos partiendo de una base y se cuente con las herramientas mínimas necesarias para que tampoco caigamos en locuras. 

El mensaje radica en avanzar, en dar un paso más allá para lograr los objetivos y que no se queden las cosas en ideas: “La locura es hacer lo mismo una y otra vez de nuevo y esperar resultados diferentes”, Albert Einstein. Alguien dijo también: “con voluntad se llega más lejos que con solo inteligencia”. Es hora de enfrentar la procrastinación y encarar la vida con bizarría.